Capítulo 1

2007 Words
Déjà vu es una palabra misteriosa, podrías decir que no es armoniosa, en realidad se vuelve venenosa, cuándo descubres que no es otra cosa, qué un recuerdo de otra vida... Peiné mi cabello una y otra vez y luego lo dividí en dos coletas, y me miré al espejo emocionada hasta que me di cuenta qué una cola estaba más arriba que la otra, es que nunca fui la mejor para arreglarme el cabello, si intentaba hacer una trenza seguramente terminaría enredando todo. Así que no puede más que mirarme molesta, mientras intentaba arreglarlo de nuevo, pero después de 20 largos minutos me rendí, entonces dejé mi cabello completamente suelto, y me puse el vestido n***o que había alistado la noche anterior, salí bastante apresurada porque me di cuenta que se me había hecho tarde, todo porque siempre dejaba las cosas para último momento. Por eso corrí por las escaleras y salí de la casa en silencio, agradecí que por lo menos el lugar a dónde debía ir no quedaba tan lejos. Se trataba del cementerio dónde estaban enterrando al abuelo, había tenido una larga vida y nos había enseñado todo lo que pudo sobre la historia de la familia, que para él era algo de lo que estar orgulloso. Lo enterramos en un ataúd n***o qué en la parte de arriba tenía dibujado la forma de un cuervo, animal que había representado a la familia desde hace muchas generaciones, y por eso no podia faltar porque de otro modo seguramente su fantasma habría venido por nosotros en la noche para reclamarnos. Yo llegué justo a la mitad del funeral, todos estaban tan concentrados en escuchar las palabras de mi tía Diana que nadie me vio. Así que cuando llegó el momento de poner las flores encima del ataúd hice mi entrada y tomé mi lugar, la gente apenas y me miró sin darle mucha importancia a mi ausencia en la primera hora. Pero, por supuesto que mi tía no lo dejaría pasar, porque ya a su lado tuvo la oportunidad de reñirme entre murmullos. —¿Por qué llegaste tarde? —preguntó tía Diana. —Anoche no podía dormir así que terminé despertando tarde —respondí con sinceridad, todo el proceso de atarme el cabello no había sido más que una excusa para retrasar mi partida al funeral. Mi tía me miró con cierta sospecha y luego simplemente me abrazó, fue un poco incómodo pero agradecí que intentara consolarme. Por otro lado mi tío Albert, se mantuvo en silencio la mayor parte del tiempo, tenía una mirada bastante perdida y se notaba que estaba atrapado en lo más profundo de sus pensamientos como siempre. Éramos los únicos que quedaron vivos de la familia, y por eso el rumor se había esparcido de que con nosotros moriría la familia cuervo. Mis padres habían muerto en un accidente años atrás, Albert había estado sufriendo una terrible enfermedad desde que nació, Diana había estado comprometida alguna vez hasta que la familia del novio se interpuso, y entonces no hubo más miembros en la familia, yo era la más joven y probablemente sería así por un largo tiempo, dado que ninguno de mis tíos mostraba mucho interés en el matrimonio. —Agradezco a todos por haber venido, ahora dejamos a este gran hombre descansar en paz —dijo mi tía para anunciar el final del funeral, y así poder ordenar a los hombres que bajaran el féretro al fondo de la Tierra. Todos se despidieron de forma respetuosa y me prometieron estar allí si los necesitábamos, nos trataron como niños huérfanos y tal vez lo éramos un poco, ahora teníamos que decidir quién de nosotros sería el encargado de liderar la familia, ya que mi abuela no podía hacerlo por no ser una Hroefn de sangre. Aunque nuestra familia se le consideraba muy importante, los tiempos habían cambiado y ya no teníamos tantas obligaciones como antes, cabe considerar que en un principio la familia Cuervo reinaba sobre cierto territorio, éramos una familia real qué ahora no tenía reino, pero seguimos siendo parte del Gran consejo qué se había unido para mantener un solo reino, un consejo mágico compuesto por las antiguas familias reales que alguna vez gobernaron, todo para revivir un poder que ya se había perdido. Después de la guerra de los siete reyes, los reinos mágicos cayeron y muchos murieron, los vampiros en su mayoría tomaron el control de toda la tierra y acusaban a las brujas y hechiceros de grandes males, hasta que se descubrió que se trataba de un grupo de brujas que incluso habían conspirado contra su propia gente para destruir los reinos. En fin, después de un tiempo los vampiros y las brujas llegaron a una tregua con el fin de poder acabar con los verdaderos culpables de todo, quienes a su vez manipularon a todos para entrar en guerra, no es nada bonito descubrir que han estado jugando contigo. Así que mi familia pudo recuperar algunas tierras y la casa familiar, alguna vez el abuelo me dijo que tuvimos un gran castillo, pero fue totalmente destruido porque no pudieron encontrarlo, no era más que un recuerdo del pasado, como lo era ahora mi abuelo. —¿Esto es todo? —le pregunté a mis tíos, y ellos me miraron dubitativos, probablemente se hacían la misma pregunta. —Supongo que se podría decir que sí —comentó mi tía un poco desanimada y cansada —. Ahora, volveremos a casa y descansaremos un poco, vamos a dejar todas nuestras preocupaciones para mañana, ayer y hoy trabajamos bastante. además tuvimos que satisfacer a miles de personas, ¿quién diría que los funerales podían tomar tanto tiempo? Es razonable decir que ni siquiera lo hacemos por los muertos, porque solamente los vivos son los que obtienen algo cómo simplemente decir adiós o lo siento. —Estás muy poética hoy tía —le dije y me reí un poco nerviosa, ella se quedó pensativa antes de suspirar cansada y darme una respuesta. —Cómo sea vámonos, los funerales ni son para los vivos tampoco, son sólo decoración, y los muertos ya están muertos. Diana fue la primera en marcharse se notaba que estaba muy cansada, había estado todo el día teniendo invitados y escuchando todo lo que tenían que decir, mientras que su hermano solamente está a su lado haciendo compañía y nada más. Y yo me escabullía al primer lugar que encontraba para no tener que escuchar las tonterías qué algunas personas decían, gente con historias locas que probablemente no eran verdad y solamente habían venido por la comida gratis. Así que hice lo de siempre, dejé que mi pobre tía se fuera a descansar mientras yo me escabullía en lo profundo del cementerio para curiosear. Cada vez que podia lo hacia, algo que nunca le gusto a mi pobre viejo, pero al final siempre sabía donde buscarme cuando no me encontraba. Es que se trataba de uno de los cementerios antiguos más grandes de la zona, hasta los Hroefn tenían su propio mausoleo allí, aunque no se trataba de la familia principal, porque esa se supone estaba enterrada en los cementerios del castillo que se perdió. Me fui a una zona que no había explorado antes, pero antes fui detenida por alguien. —Ten cuidado —dijo mi tío, como siempre era un hombre de pocas palabras, ni siquiera se quedó para confirmar que le diera una respuesta, él también se perdió en algún otro lado. Entonces, caminé alrededor sin rumbo mirando algunas lápidas con curiosidad, había gente que realmente se esforzaba con los epitafios, eran bastante geniales. Otros tenían lápidas bastante locas y algunos se estaban cayendo a pedazos, probablemente porque sus familias habían muerto y ya nadie los recordaba. Me pregunté entonces si a mí también me pasaría lo mismo, recordando como todos decían que nuestra familia llegaría a su fin dentro de poco, y no era una idea loca, nadie podría asegurar que incluso yo pudiera tener hijos o que quisiera. Me quedé mirando la lápida de una mujer joven, una bruja que había muerto durante tiempos oscuros. —¿Encontraste paz aquí? —y pregunté con curiosidad, ya que todos dicen que el cementerio es un lugar de descanso, pero nadie puede realmente asegurarlo —. Al menos tienes una lápida bastante bonita... —No te va a responder —dijo alguien detrás de mí, y me volví para ver al hombre que me hablaba, era un poco alto y con facciones bastante atractivas, usaba un abrigo largo y tenía sus manos en los bolsillos de este en una postura bastante relajada. —¿No eres un fantasma cierto? Porque eso sería realmente espeluznante... —Nop, soy de carne y hueso en realidad —dijo y se palpó el cuerpo —. Puedes confirmarlo por ti misma si quieres, yo no me quejaré si tus manos tocan mi cuerpo. El hombre tenía una mirada pícara, eso fue lo primero que noté, además de que lucía de 20 pero estaba segura que era mucho más viejo. Me quedé mirando un poco confundida por la forma amistosa en que me hablaba, entonces lo detallé un poco más y lo encontré bastante atractivo a mi vista, no se que pensarían los demás y tampoco tenía mucha interacción con otros chicos, pero el me gustaba un poco. —¿Estás visitando algún familiar? —le pregunté de inmediato y él simplemente sonrió. —No, aquí no entierran vampiros brujita... —¿Vampiros? —pregunté consternada, comprendí entonces que era un vampiro, y era el primero que veía en toda mi vida. Me sorprendió que fuera tan directo, según había escuchado intentaban no cruzar caminos con las brujas de forma innecesaria. No estaba segura de sí debía correr de allí o ser amable con él, hace mucho tiempo éramos enemigos hasta que llegamos a una tregua repentina y empezamos a trabajar juntos. Sin embargo siempre se nos recuerda que no debemos confiar en ellos, son seres bastante tramposos y viles. Por otro lado también son famosos por ser muy guapos, una tentación peligrosa que puede no terminar muy bien. —Por supuesto que no, este es un cementerio de brujas y brujos, ¿te equivocaste de dirección? —No, solamente pasaba por aquí, me dijeron que un cuervo murió y vine a ver de quién se trataba... —¿Era conocido tuyo? —pregunté con curiosidad. —¿Cuántos años tienes? —ignoró mi pregunta. —¿Cuántos años tienes tú? —pregunté de vuelta y él se rió de mí, entonces se acercó poco a poco hasta quedar a pocos centímetros de mi cuerpo —. Tengo quince... Ahora es tu turno de responder. —Es un poco grosero preguntarle la edad a un vampiro —dijo en respuesta y lo miré un poco enojada —. ¿Cuál es tu nombre? Seguí mirándolo mal por varios minutos, hasta que por alguna razón cedí de nuevo y le respondí. —Katerina, ese es mi nombre... —Un gusto conocerte Katerina, a mí puedes llamar Bastian... Considerame un amigo y de paso te daré un consejo: no camines sola en un cementerio podrías atraer mala suerte... —Bueno, eso fue bastante inesperado, lamento decirle que el funeral terminó, ha llegado un poco tarde, pero apreciamos que haya venido... Tenga un buen día. Me fui casi que corriendo de allí sin mirar atrás, ya que el vampiro me había asustado bastante, esperaba no volverlo a ver. Pero, una parte de mi también deseaba que esa no fuera la única, ni la última vez en que nuestros caminos se cruzaran. Y mientras me iba, tuve la impresión de que estaba equivocada en pensar que era la primera vez que lo veía, entonces me volví a él de forma brusca, aunque ya me encontraba un poco lejos, de todos modos lo busqué con la mirada hasta darme cuenta que él ya se había ido, y tuve una extraña sensación de abandono que nunca antes había sentido en mi vida.
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