Prólogo

2050 Words
Observé despacio toda la habitación intentando crear en mi mente la evolución de la situación. Sabía perfectamente que necesitaba proceder con cuidado si no quería que esto se saliera de control. Muy pocas veces había tantas personas en esta oficina. Mis padres nos habían convocado a una reunión después de que los Parsons se hubieran marchado y todos conocíamos perfectamente las intenciones de esta reunión. Miguel y Daniel se suponía que estaban a kilómetros de distancia en sus respectivas universidades mientras que Allison se debería estar preparando para dormir en el internado. Que estuvieran aquí no representan buenas noticias, nunca lo eran cuando los mayores de los Mitchum aparecían. Despacio cambie el peso de mis piernas aun observando el lugar. En el sillón se encontraban sentados Allison y Daniel completamente tranquilos mientras que Miguel y yo estábamos alerta ubicados a los lados de ellos. Lo que no era nada nuevo ya que no sería la primera vez que los sacamos de problemas. Mi vista pasó de mis hermanos y la centré en mis padres. Mi madre se encontraba de pie junto a mi padre, el cual estaba sentado tras su escritorio. Quién mirará esta escena seguramente se sorprendería al ver las miradas y expresiones de Cristina y Xavier Mitchum en estos momentos. Los dos eran la representación de la paz y la armonía para el mundo pero cuando se llegaban a molestar. Era una historia completamente distinta. La tensión en la habitación era palpable para todos. Cristina y Xavier estaban claramente molestos y por lo que podía intuir. Estaban intentando la manera de abordar la situación. Al parecer, los dos decidieron que lo mejor sería iniciar con el mayor porque sus miradas se centraron en el castaño listo para pelear. Miguel desde que lo conocí se había comportado como el más responsable de los tres hijos biológicos de los Mitchum. Toda mi vida había defendido a Daniel y Allison dejando que lo culpen de cosas que ni hacía. Lo cual no parecía molestarle por el cariño que les tenía a los dos. Era por eso que había desarrollado un mecanismo de defensa contra los castigos y regaños de nuestros padres. Cristina y Xavier Mitchum eran unos padres amorosos y cariñosos. Para todos podrían ser catalogados como los padres perfectos. Sin embargo, todos tienen defectos y los que tenían nuestros padres era que habían fabricado la vida de sus hijos hasta el último segundo. Nunca habían aprobado las fallas que cometen mis hermanos y se les recriminaba todo el tiempo. Su propósito había sido que todos sus hijos fueran exitosos y siguieran las expectativas que ambos habían construido para ellos. Todos nosotros habíamos crecido con caminos fabricados pero yo había tenido un par de años antes de que me adoptaran donde yo había sido libre de escoger. Es por eso que entendía la razón de los problemas que daban los tres pero no por eso creía que estuviera bien lo que estaban haciendo. - Miguel, comienza a explicar. -pidió mamá con un tono gélido que supera el mio con creces. Eso logró sacarme de mis pensamientos levemente pero ahora me enfoque en ella. Cristina es hermosa sin duda. Una mujer admirable debido a todo lo que ha logrado fabricar. Ella trabaja en un campo donde pocas mujeres prosperaron y no solo logró sobrevivir sino que sobresale por mucho en su trabajo. Desde que era una niña siempre había soñado en crecer para ser como ella. Le estaba eternamente agradecida por dejarme pertenecer a su familia. No cualquiera hubiera aceptado a la hija de uno de sus empleados como propia pero ella lo había hecho. Es por esa razón que verla así, claro que me afectaba, ya que pocas veces la podías encontrar tan molesta como para usar un tono así. - Solo extrañabamos la familia. -explicó Miguel encogiéndose de hombros por lo que volví mi atención a él. Entrecerré levemente los ojos analizando si lo que estaba diciendo era verdad. Miguel y Daniel no se caracterizaban por ser personas de familia. Al igual que Allison, habían usado su apellido para llegar a donde estaban. Incluso, algunas veces hasta se habían aprovechado de él para librarse de varios problemas. Les gustaba el poder que conllevaba un apellido importante pero no les importaba mucho las personas que lo compartían. A pesar de los esfuerzos de Cristina y Xavier ambos habían crecido como un par de niños malcriados con el mundo en sus manos. Por esa razón, yo sabía que algo había detrás de todo esto que ellos no querían contar aún. El problema era que entre más se dedicaran a ocultar lo que pasaba, más probable era que fuera algo grave. - ¿Y decidieron dejar la universidad solo así? -preguntó papá con su ceño fruncido y yo ladeé la cabeza aun observando a Miguel.- ¿Se dan cuenta que la universidad es costosa? ¿Se dan cuenta que no es obligación nuestra pagarlas para ustedes? Esa era una de las amenazas más comunes de Xavier. Siempre que mis dos hermanos mayores cometen alguna locura o se metían en algún problema, él atacaba con quitar el apoyo económico para las universidades. Lo cual para mi era absurdo cuando en primer lugar, ellos eran quienes los habían obligado a estudiar en primer lugar. - Vas a cumplir veintiún años, Miguel. -continuó mamá con su mirada en el mayor de nosotros.- Ya no eres un niño. No puedes seguir con estas actitudes. Nosotros no estaremos siempre. Con eso tuve que contener una sonrisa porque mi mamá por fin había decidido su jugada. Intentará apelar al lado culpable de su hijo mayor, era un golpe bajo y nada efectivo en este punto. O eso creí. Porque pude notar una reacción en él. - Solo necesitaba vacaciones, mamá. -se tensó Miguel y yo ya veía como él batallaba con disculparse.- No creo estar haciendo nada malo. -su mirada huyó la de mi madre y casi quise negar. Era de novatos huir la mirada porque eso era un claro gesto de que se estaba mintiendo. Lo que claramente Cristina había captado al instante. - No comiences con eso. -advirtió mamá pero por alguna razón dejó ese frente para atacar otro.- Daniel, ¿tu? -Cristina miró a su siguiente hijo.- ¿Cuál es tu excusa? -continuó con un tono ligeramente más cálido. Para este momento pude darme cuenta de que ella se había calmado un poco más después de tratar con Miguel. A pesar de que nunca quisiera aceptarlo, todos sabíamos que, al ser su primogénito, ella sentía cierta debilidad hacia él. - Me aburri. -se encogió de hombros y con eso casi quise golpearlo. Todos nosotros sabíamos que los cuatro estábamos en líos. Los primeros debían comenzar a disminuir el enojo. Justo lo que había hecho Miguel. Al ser tantos hijos era normal que conforme avanzaban los regaños, fueran perdiendo fuerza. Pero cuando se los provocaba podían enojarse mucho más que antes. - ¿Solo te aburriste? -repitió mamá casi con incredulidad.- Quiero que recuerdes que nadie en esta casa tiene ganado todo. Ustedes cuatro van a estudiar y contribuir si es que quieren entrar al testamento, Daniel. Si no quieres estudiar avísanos y dejamos de pagar porque es un gasto elevado para nosotros. -frunció el ceño mamá y observé cómo su enojo comenzaba a crecer de vuelta. - No es como si no se lo pudieran permitir, madre. -enarcó una ceja y por un segundo mi perfecta apariencia de tranquilidad se quebró con la sorpresa. Mis ojos fueron rápido a Daniel y noté como Allison también abría un poco más los ojos y lo pellizcaba disimuladamente. Él frunció el ceño y se llevó una mano a la zona herida antes de observarla. - Después tratamos contigo. -sentenció papá al notar que su esposa se estaba molestando demasiado.- ¿Allison? ¿Cuál es tu motivación en todo esto? -preguntó y yo tuve la necesidad de participar en este momento pero me contuve porque algo en mi quería saber que estaba sucediendo. Lo peor de todo y lo más irritante para mi era sencillo: yo no estaba enterada de nada. Por primera vez desde que somos una familia, desde que cuento en Allison para y con todos y viceversa... ¿Por qué estoy de pie frente a mis padres, pensando en posibles estrategias para salir todos vivos? No puedo hacerlo, no sin conocer mi terreno. Sin mencionar que una pequeña parte de mi ardía en ira con los tres por excluirme de esta manera. Desde que llegaron todos evaden sin culpa mi mirada, como si no estuviera y no podía decir si era para protegerme de su error, era lo único que podía explicar, pero de todos modos. Mantuve mi postura tranquila. Normalmente ya estaría intervenido en defensa de mi hermana. Habría quitado el enfoque de ella para ponerlo en mi. El problema era que en estos momentos estaba segura de que no era algo como fugarse de clase o romper una escultura de casa. Podía notar que ellos estaban guardando un secreto grande y no estaba segura de si quería o debía asumir la culpa en esta situación. *************************** La confianza es una línea poderosa. Firme, incondicional cuando es merecida y sin duda alguna, tan frágil que es incluso peligrosa. Nunca crees realmente que te van a traicionar, ese sentimiento y privilegio es precisamente lo que engaña muy bien a tus sentimientos. Deja de lado la razón, que siempre está alerta, aunque no se perciba. Ahora mismo estaba tan claro que casi no podía ver nada más, literalmente estaba caminando a ciegas. -¡Karine! -escuché el grito a mi espalda pero en estos momentos no me importaba. Mis piernas se movieron de forma rápida y con toda la fuerza que poseían. Mi cerebro no pensó en otra alternativa. Solo necesitaba sentirme a salvo. Bajé las escaleras y sin contestar las preguntas de nuestros sirvientes, me limite a tomar las llaves de mi auto. Sabía perfectamente que no debía manejar en mi condición. Una parte de mi me advertía que podía ser peligroso pero el otro setenta por ciento solo me motivaba a huir. La mente humana siempre busca dos caminos ante un cambio inesperado: pelear o escapar. No era precisamente buena en quedarme en los lugares de los que me prevenía mi instinto, lo primero siempre fue y será escapar, buscar algo más... Fuerte. Nunca creí que eso me hiciera ver débil, al contrario, alejarse de aquello que no vale la pena a la primera impresión y buscar algo nuevo era casi tan aterrador como decidir pelear. Mis preferencias daban por sentado estar sola la mitad del tiempo. En mi cabeza todo se produjo en segundos. El motor encendió, salí del lugar que a pesar de los años que me vio crecer. Nunca había sido creyente de esas protagonistas de las películas donde manejan sin sentido hasta terminar en un sitio en donde no sabían que necesitaban estar. Sin embargo, comencé a creer al ver la casa donde estaba parqueando. No había sido consciente de la dirección, no había sido consciente de la elección, no había sido consciente de la verdad hasta que me vi tocando la puerta de esa casa donde no pienso pisar nuevamente. - ¿Karine? -escuché esa voz que tanto había necesitado escuchar pero que me había negado a buscar. ¿Cómo había tardado tanto en llegar? En todo este tiempo, en retrospectiva, todo pudo evitarse, al menos evitarme este momento, de haber escuchado. De haber dejado mi orgullo de lado. La culpa de haber tardado tanto no era tan temible como el miedo de que ya fuera muy tarde para buscar ayuda, ¿O nunca lo es? - No puedo más. -sentí las lágrimas finalmente salir de mis ojos.- Ya no puedo más. -repetí envolviendo mis brazos a mi alrededor. Él no me dijo nada. Sus ojos me observaron casi un milisegundo antes de envolverme y tirar de mí hacia la casa. - Puedes y lo harás. -aseguró con un susurro.- Eres Karine Mitchum. Hija de Helena Ruiz. Hija de una sirvienta que luchó contra todo por darte una mejor vida. Y ahora es tu turno de luchar por ti. Este fue un día que marcó mi vida y justo por esa razón les contaré desde el comienzo como llegamos a esto.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD