Idea de justicia

3006 Words
Antonio era un joven que no solo veía las injusticias desde lejos, sino que además quería hacer algo para impedirlas. Sus padres eran multimillonarios, tenían a su disposición muchas empresas y acciones que daban dinero por montones, querían que su hijo se hiciera cargo de alguna de esas compañías para que siguiera con la tradición familiar, pero él siempre mostraba un interés diferente. Le gustaba la acción, la calle, el peligro, no se veía encerrado en una oficina detrás de la pantalla de un computador, quería contacto cuerpo a cuerpo con personas que necesitaran ser ajusticiadas. En un principio soñaba con ingresar a la policía, pero le parecía que era una institución muy corrupta, por eso, la DEA se presentó como una alternativa, sabía que también había problemas dentro de la organización, pero estaban regidos por un orden más serio que venía desde los Estados Unidos. Se fue para ese país a hacer su entrenamiento, allí pasó algunos años hasta que se formó de la manera en que quería, después de eso y gracias a la buena amistad que tuvo con algunos de sus jefes, pudo lograr ser trasladado a la Ciudad de México, allí se quedaría de manera permanente y podría estar al mismo tiempo cerca de su familia. Los primeros años de su carrera fueron un poco complicados, le tocó ver cómo muchas veces personas inocentes terminaban por pagar los platos rotos de otros, por eso siempre trataba de dejar al descubierto a cualquier criminal, aunque fuera desde las acciones pequeñas podía lograr un cambio. Gracias a ese trabajo conoció a su mejor amigo Isaac, quién era 10 años mayor que él, así que le brindó muchos conocimientos que había obtenido por medio de la experiencia. Él era un investigador privado, uno de los más famosos, personas adineradas lo contrataban para dar solución a conflictos que las autoridades jamás pudieron resolver. Era muy inteligente, sabía muchas tácticas y tenía equipos tecnológicos muy sofisticados que le permitían monitorear a sus objetivos, era un hombre muy correcto, por eso se la llevo muy bien con Antonio. Cuando este último no podía resolver algún conflicto acudía a él para que le ayudara por medio de sus implementos, de esa forma se forjó una gran amistad dirigida hacia los mismos objetivos, la justicia. Casi nunca se llevó bien con sus amigos de la secundaria porque siempre estaban enfocados en los asuntos que tenían que ver con el placer, las mujeres, el alcohol, las drogas y la vida fácil. Él creía que para que hubiera un cambio en la sociedad era necesario el ideal de justicia, por algo las normas estaban escritas, para que se cumplieran y el estado funcionara a cabalidad. Lastimosamente, las personas no las cumplen, entonces todo se vuelve un caos. Con Isaac encontró lo que siempre había buscado en un amigo: compromiso, responsabilidad y ganas de sacar a luz la verdad, estuvieron varios años trabajando juntos, luchando por la justicia. Antonio se volvió un hombre muy solitario, vivía en un departamento en el centro de la ciudad de México, quiso alejarse de sus padres porque en ocasiones llegaba a casa muy ensangrentado o deprimido, no le gustaba que lo vieran así porque se preocupaban demasiado. Simplemente no entendían que eso era parte de su oficio y se había convertido en su nueva normalidad, la cual era realmente atrayente. Su única compañía era el gato Gandalf, el cual fue recogido en uno de sus operativos, estaba en una casa donde las personas que allí vivían lo tenían pasando todo tipo de necesidades. Estaba amarrado, su cuello tenía la marca de la delgada soga, estaba muy desnutrido, no contaba con comida y agua suficiente, además de eso, tenía heridas que parecía que se las habían infringido sus dueños. Antonio no consentía nada que tuviera que ver con el maltrato y mucho menos a los animales, si era para el injusto hacérselo a una persona, era peor en contra de un ser que no tiene la capacidad de entender por qué le está pasando eso. Ellos padecen dolor en silencio y sin reflexionar la situación, los humanos pueden hacer lo que quieran con ellos, incluso dominar al más fuerte. Con el tiempo pudo mejorar el aspecto de Gandalf, empezó engordar y su pelo creció muy bonito, era de color beige, sus ojos eran azules y parte de las manos tenían algunas manchas negras, como si fueran una especie de zapatos. Se convirtió en su único compañero, cuando llegaba a casa estaba muy animado esperándolo, listo para maullar y alegrar su día, que de por sí era un poco trágico. Dormían juntos, al gato Gandalf le gustaba que lo abrazara en su pecho toda la noche, Antonio sentía que no necesitaba a nadie más en casa, se sentía completo con su compañero felino. Además, estaba en un lugar seguro, su departamento era amplio y contaba con un mirador hacia la ciudad, donde le habían instalado areneros para que pudiera hacer sus necesidades tranquilamente, también tenía muchos juegos y comida disponible, al menos hasta la noche, mientras él llegaba. Sus relaciones amorosas eran muy pocas, no se arriesgaba a entablar algo serio con una persona porque su trabajo lo obligaba a permanecer mucho tiempo fuera de casa. También tenía que estar en la expectativa de cualquier llamada que implicara salir a altas horas de la noche a veces, incluso los fines de semana tenía que estar en la agencia, ninguna mujer soportaría eso, todas quieren tiempo y atención, dos factores que él no podía brindar. Como todas las personas, tenía necesidades sexuales, así que cuando veía que podía tener un espacio libre se iba a un bar de teiboleras para satisfacer su deseo. Había mujeres muy bonitas allí, él trataba de no enamorarse, en ocasiones frecuentaba una rubia muy bonita, su nombre era Carla, decía que trabajaba allí por pura necesidad, pero que no le gustaba, aunque confesaba que con Antonio las cosas eran diferentes. A veces se imaginaba sacándola de ese lugar y dándole la vida que se merecía, pero luego pensaba que no quería ese tipo de compromisos, ella estaría muy agradecida y no dejaría que en algún momento se le alejara, eso le preocupaba mucho. Le tenía miedo a enamorarse, eso podía afectar notoriamente su trabajo y lo que implicaba ser un agente de la DEA comprometido. En uno de sus días de trabajo hubo un operativo muy complicado para Antonio, se trataba del desmantelamiento de un cártel de drogas que estaba pasando mercancía desde Colombia a los Estados Unidos. Antonio no sabía con qué tipo de personas se estaba metiendo, lo único evidente era que seguramente sería muy peligroso. Después de varios meses de inteligencia por medio de cámaras de seguridad, reconocimientos faciales y persecuciones a través de agentes infiltrados, dieron con el lugar donde se escondía la familia de unos de los jefes más fuertes de esa organización. Allí hubo un fuerte enfrentamiento, dónde murió el hijo del jefe mayor, este último investigó de manera minuciosa quién había sido el que había jalado el gatillo, para su infortunio había sido Antonio, quién ahora estaba en la mira de ese peligroso hombre. Quería cobrarle con la misma moneda todo el sufrimiento que le había causado, a pesar de ser perverso pensaba que la familia era sagrada, nadie tenía que cobrarse con ellos sus errores. Antonio ni siquiera sabía que se trataba de su hijo, solo disparaba y evitaba morir. El jefe de cártel estuvo varios meses tras Antonio, por suerte este había perdido contacto con sus padres, quienes disgustados por su manera de actuar decidieron castigarlo con su desaparición momentánea, tiempo que usaron para irse de vacaciones. No pudieron rastrear dónde se encontraban ellos, ni siquiera sabían quiénes eran, a pesar de que el jefe de la banda tenía mucho dinero, no era muy inteligente con respecto a la tecnología, medio por el cual hubiera podido saber todo acerca de sus relaciones. Lo único que averiguaron fue que Antonio vivía con un gato que había rescatado en un operativo, al parecer adoraba a ese animal, todos decían que era su compañero inseparable. Esa fue la venganza del jefe, un día que Antonio no estaba en su departamento entró y se llevó al minino. Cuando él llegó y no lo encontró se preocupó demasiado, habló con el portero y algunos de sus vecinos, pero nadie había visto nada o posiblemente los habían silenciado con dinero o amenazas. Quiso revisar las cámaras de seguridad del departamento, pero habían eliminado la cinta, era evidente que la persona que había hecho eso era muy adinerada y tenía mucho poder. Como tenía tantos enemigos, no sabía cuál de todos había podido ser, a lo largo de su carrera había hecho que metieran a la cárcel a muchas personas, cualquier resentido podía estar cobrando venganza. Su trabajo en la DEA se vio un poco afectado, solo pensaba en encontrar a su mejor amigo, pasaban los días y nadie decía nada, de ser un secuestro le hubieran pedido dinero, pero el silencio era absoluto. Su amigo Isaac se metió en el asunto para tratar de ayudarlo, siguieron pista tras pista hasta que encontraron por medio de las cámaras de seguridad de la ciudad que se trataba de uno de los trabajadores del jefe donde habían hecho el operativo unos días antes. No lograron capturarlo en aquel entonces porque no se encontraba allí, pero Antonio recordaba que había matado a varios hombres, era evidente que se trataba de una cruel venganza por su hijo, aunque le parecía que era un poco injusto, pues él estaba actuando en su rol de autoridad, por obligación tenía que defenderse y cumplir órdenes. Por el contrario, el jefe del narcotráfico estaba actuando por rabia, quería vengar la muerte de su hijo y evidentemente era muy hábil, sabía que la mejor manera era por medio del gatito. Le fueron dando pistas sutiles sobre el lugar donde podía encontrar a su mejor amigo, pero todo parecía indicar que se trataba de una trampa. Antonio no le quiso comentar nada a las autoridades de México ni a sus compañeros de la DEA, pensaba que era algo que tenía que hacer solo. Ellos por el simple hecho de atrapar al narcotraficante o a varios de sus cómplices dejarían de lado el asunto del gato, por ser insignificante según su parecer. Contrario a eso, para él era lo más importante, el único objetivo por el que estaba dispuesto a ponerse en riesgo. Isaac se fue con él para ver cómo podrían rescatarlo, llegaron hasta unas bodegas abandonadas, allí había dos hombres armados en la entrada. Preguntaron por el gato, les dijeron que estaba adentro, pero que para poder recuperarlo tendría que negociar con el jefe. En el fondo había un hombre con sombrero ranchero, traje blanco y zapatos cafés. En una caja estaba el gato, amarrado y sin comida, de inmediato Antonio trató de acercarse a él, pero se lo impidieron, empezaron a apuntarle justo en la cabeza. El jefe le pedía que hicieran acuerdos, además de su colaboración para que pudiera seguir actuando en el país sin tener a la policía detrás, o al menos que le avisaran dónde estaban haciendo los retenes las fuerzas armadas. Antonio era un hombre muy correcto y no aceptaba ese tipo de sobornos, lastimosamente le tocó hacerlo por su gato, solo bajo su palabra se lo entregaron. Aparentemente todo se estaba solucionando, pero el ambiente seguía siendo pesado, como si algo malo estuviera por pasar. El jefe le dio a Antonio su número de teléfono para que se contactaran e hicieran negocios, Antonio lo recibió para poder salvar a su gato, pero luego le diría que no iba a hacer negocios con un bandido.  Todo quedó aparentemente resuelto, todos se empezaron a ir incluyendo a los salvadores, por desgracia, cuando iban saliendo y ya todos los jefes de la organización se habían montado a sus camionetas, un francotirador le disparó en la cabeza al pequeño, quién de inmediato murió. Antonio estaba colérico, empezó a disparar hacia el lugar de dónde vino la bala, pero fue muy difícil, el hombre estaba a muchos metros. En ese momento pasó el jefe en una camioneta y le dijo que con eso quedaban en paz, ya le había cobrado la muerte de su hijo, aunque no podía compararse una persona con un animal o al menos para él. Sabía que le había dolido demasiado y con eso le bastaba, así lo pensaría dos veces antes de actuar. Antonio se quedó tendido sobre el suelo, sabía que no podía intentar atacarlos, ellos eran muchos y él solo estaba con su amigo Isaac. Se llevó a su pequeño amigo para el departamento y allí lo organizó para que lo cremaran, quería guardar sus cenizas en su habitación. Después de ese acontecimiento quiso acudir al jefe de la Ciudad de México de su organización para que le ayudara a dar con el paradero del asesino de su gato. Por desgracia, todos en la oficina se burlaron de él, no les parecía que fuera importante hacer tanto escándalo por un animal, entre burlas y chanzas le decían que simplemente se consiguiera otro, o que se buscara una novia, pero para Antonio la situación era mucho más grave. Estaba seguro de que no merecía ser motivo de burla, era evidente que a ellos solo les interesaba cumplir con las órdenes de los altos mandatarios, la justicia no era determinante, solo buscaban lucrarse con los operativos. Tal vez ese modo de obrar tenía que ver con su condición económica, aunque fuera un trabajo al que se ingresa por convicción, casi siempre las personas llegan en busca de dinero. Cuando hacían operativos exitosos les daban buenas remuneraciones, o incluso los podían subir de cargo, por eso actuaban bajo un interés. Entre más poderosa fuera la persona que capturaban mayores serían sus beneficios, por eso un gato no tenía valor alguno para ellos. En ese contexto la idea de justicia se reduce a lo que a cada uno le conviene, dejando de lado lo que realmente significa actuar de manera ideal, defendiendo a cualquier criatura que lo necesite, y más aún, un animal que no puede valerse por sí mismo según las normas sociales. Antonio quedó muy decepcionado de su lugar de trabajo, en algún momento llegó a pensar ilusamente que todos buscaban la verdad, ahora estaba seguro que ya no quería pertenecer más allí. Antonio quería dedicar el resto de su vida a hacer justicia por mano propia, no necesitaba de una entidad que le diera dinero porque sus padres habían puesto varias de sus compañías a su nombre. Adicional a eso, era hijo único, así que no tenía que preocuparse por compartir su gran herencia. Sus padres nunca entendieron por qué aún teniendo todo se arriesgaba todos los días de su vida, no entendía su idea de vida, ahora se incrementaría el peligro, le tocaría actuar solo y sin ayudas legales.  Pertenecer a la DEA tenía sus ventajas, tenía información actualizada de todo lo que estaba pasando en el mundo, sabía de los operativos realizados a los más peligrosos criminales del mundo, estaba enterado de los puntos de control implantados en cada parte, además de la comunicación directa con el presidente de la república, quien parecía estar coludido con criminales. No quería perderse de esa información, así que antes de renunciar le pidió el favor a su amigo Isaac de que le ayudara a ingresar al sistema de la DEA, fue una tarea de difícil pero no imposible, el investigador privado era un genio de las computadoras, en cuestión de horas tuvo acceso a toda la información. Ya bajo esa seguridad Antonio renunció, para todos fue una sorpresa, era el mejor agente, era utilizado en casi todos los operativos que implicaban un riesgo alto, siempre sabía cómo actuar. También, servía mucho cuando se trataba de mujeres criminales, puesto que era muy apuesto, tenía la piel clara, los ojos verdes, el cabello n***o al igual que su barba, era alto y musculoso, además de sensible para tratar a los otros. Tenía a varias compañeras tras de sí, pero a ninguna le daba esperanzas, le importaba más el trabajo que los sentimientos. Les dejó claro a todos cuál fue el motivo de su renuncia, el hecho de no preocuparse en igual medida por todas las vidas, también les dejó claro cuál iba a ser su objetivo de ahora en adelante, a saber, hacer justicia. No importaba si lo que tuviera que hacer estaba dentro del margen de lo legal, pensaba que había una especie de normas no escritas que valían cuando las autoridades no eran lo suficientemente competentes para cumplir con su trabajo. Se retiró dejándolos a todos con un sinsabor, sabían que él podía proponerse y cumplir todo lo que quisiera y eso les daba miedo, esperaban algún día no tener que enfrentarse con él, era uno de los más fuertes y hábiles, la organización acababa de perder un gran elemento. Otra desventaja que tenían, era que conocía muy bien los modos de actuar de la DEA, todos sus trucos y trampas las sabía a la perfección, así que a la hora de intentar detenerlo iban a estar en desventaja. Así inició la vida libre de Antonio, quién empezó haciendo justicia por los más débiles, los casos se le aparecían en la mera cotidianidad, desde la entrega de un billete falso a un vendedor ambulante hasta el asesinato de alguien. Estaba cansado de ver que en ocasiones dejaban en libertad a los peores criminales, así que quería hacerlos pagar con el dolor del cuerpo. No creía en la religión, así que esa idea de que en el más allá las personas pagan por sus pecados no iba con él, prefería que fuera en la tierra involucrando sus peores miedos. Otra teoría popular decía que en la vejez se ven los efectos de una vida mal vivida, pero experimentalmente veía muchos que hasta sus últimos días la pasaban bien, no pensaba arriesgarse y mucho menos con los desalmados. 
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