Me sentía atada de manos. No sabía que hacer, estaba desesperada. Solo eramos mi abuelo y yo. 21 años, con tres trabajos y estudiando la universidad, los gastos me estaban ahogando, con una nota de desalojo, con una enfermera que pagar, un abuelo muy enfermo y sin nada en el refri para alimentarnos, me preguntaba ¿De qué servía tener un apellido de abolengo si era hija ilegítima de un hombre millonario quien sabia de mi existencia y no hacía nada por ayudarme? ¿Qué iba a hacer? ¿Un apellido de abolengo? Y si...

Sería mentir el decir que todo fue una equivocación, que es imposible que creaturas extraordinarias vivan bajo nuestro mismo cielo, que la magia y la realidad, realmente están alteradas. Sería incoherente decir que una relación entre dos mundos distintos es posible bajo un sello ridículo sentimental. Sería mentir el decir que esta historia está lejos de terminar, pero es aún más real el decir que esta tragedia por fin puede llegar a su fin, pero las consecuencias pueden no ser las perfectas, las idóneas, las correctas. ¿Qué estarías tu dispuesto hacer?