BLOOD

 En la cuidad de  Brigtside la sangre lo es todo y dependiendo el color de está, determinará tú futuro. Los Blood se dividía en 5 colores. Primero se encuentran gobernando los Whiteblood (Sangre Blanca) aquellos que debido a su sangre son considerados lideres natos, ellos controlaban la política, Son los líderes del orden. Le siguen los Greenblood (sangre verde), su plan en aquella antigua guerra fue lo que los denomino ser llamados “pensantes” y según se cree en su ADN brota la inteligencia superior, son llamados a ser científicos, médicos, biólogos, farmacólogos. Tienen un lugar muy importante en el orden pues todo se le consulta al gran progenitor de los Greenblood quien es el individuo más longevo de ellos. A mitad de pirámide se encuentran los Redblood (Sangre roja), cálidos individuos que tomaron gran lugar en la sociedad debido a su arte, de ellos han salido las mejores pinturas y libros. Son una especie de monjes de la orden y debido a su gran empatía se los consideras consejeros de la sociedad. Las personas recurren a ellos en busca de consejos.  Nacer un Redblood es ser un niño bendecido por el arte y sus antepasados. Los Blueblood (Sangre azul), fueron en su tiempo los valientes guerreros que lucharon contra la tiranía de Aike, en su ADN se cree que predomina la valentina y dignidad por el orden. De ellos salen los mejores soldados y guardias, son también grandes deportistas debido a sus características genéticas. Y por último por debajo del orden están los Blackblood  quienes gracias a el actuar de su ex líder Aike son considerados deshonestos y delincuentes para la sociedad, cumpliendo hasta el actual tiempo una condena social y cultural. Despreciados por toda cuidad y llevado al cautiverio fuera de está. Como castigo los Blackblood viven para servir al orden siendo arrebatados de la mayoría de sus derechos, su sangre es considerada deshonra sin ningún tipo de fruto. Cualquier individuo sea del color de sangre que fuera (a excepción de los Blackblood) puede elegir su propio destino siempre y cuando su linaje lo apruebe. Si bien es considerado un desperdicio de talento ya que cada color posee una particularidad especifica con un propósito en la sociedad, es el derecho de cada individuo tomar su destino como propio.  NARRA GINA.   El sol elevaba su temperatura con el correr de las horas. La ropa oscura que vestía y  mi gorra no cumplían bien su función pues aquello lograría insolarme aún más  y gracias a ser de color negra esta parecía estar calentando mi cerebro como si fuera un viejo microonda.  Dejé caer la lija  al suelo, el polvo de está sobrevoló por el aire. Me quite los guantes, mis manos estaban tan transpiradas que caían gotas de ellas. Mi cabello n***o y largo hasta los hombros solo atraía más el sol, observé mi piel blanca tornándose roja. -Pásame la pintura.- Hablo Gael acomodando su pañuelo del mismo color que yo, ambos vestíamos uniformes de invierno cuando ya casi terminaba el verano.-Apresúrate quiero terminar esto antes de que me rostice.- -¿Aún más?.-pregunté. Gael tenia la piel bronceada, amaba el sol y podría estar bajó el por horas, sus ojos eran color avellana. -Que chistosa.- sacó su lengua y continuo lijando mientras tome la pintura. Observe el espesor de esta y su color, siempre hubo algo fascinante en el tono n***o que lograba atraer toda mi atención, aquella pintura parecía ser un pequeño portal hacia algún universo paralelo en el que no tendría que trabajar tanto por algunos miserables centavos en estas elevada temperatura. La loca idea de sumergirme en aquel liquido paso por mi mente, hundí uno de mis dedos en ella, mi piel clara se manchó de aquel líquido y cualquier que me observará pensaría que me estaba desangrando. Sentí una piedra golpear mi pierna. -Oye.- Gael levantó sus brazos llamando mi atención. -Lo siento.- respondí caminando hacia allí, tomando un pincel y acercándole otro. -Malditos vándalos, ¿Cuántas veces debemos tapar sus grafitis?- pregunté observándolo de reojo. -Deja de fingir que aquí no está el guardia.-respondió. -¿A qué te refieres amigo?.-pregunté -Vamos Gina, está letra horrible te pertenece.-insistió Gael. -¿Crees que sería tan tonta como para hacerlo yo?, ¿y luego que genio?, ¿venir y tener más trabajo cubriéndolo?..- pregunté poniendo mis manos en alto. -No, no eres tan tonta como para hacerlo.-comenzó a decir. -Gracias.- -Pero si lo suficientemente como para creer que ayer había sido tú ultimo día y  venir a mitad de la noche a despedirte de nuestro antiguo trabajo, escribiendo “Púdranse” a los guardias.- -Me ofende mucho tú acusación.- elevé una media sonrisa y continué pintando. El silenció nos invadió y aquello no era molestó ambos carecíamos tanto de paz que aquí nos entendíamos entre nosotros. Conocía a Gael casi desde que nací, él vivía frente a mi casa, luego sus padres se mudaron unas casuchas más adelantes pero aun así nuestra amistad creció aún más.  Gael era tímido y rara vez lo veías interactuando con otras personas que no sea yo o sus progenitores. Observe de reojo como pintaba un rostro antes de tapar el grafiti, tenía gran talento pesé a que sus herramientas no eran los más acertados, ni quiera eran de utilidad. Yo fingía no verlo mientras el garabateaba de aquella forma y luego antes de que algún guardia pudiera notarlo lo borraba. Me pregunté cómo sería su vida del otro lado de la pared, tal vez si su linaje fuera el de la sangre roja tendría la posibilidad de ser un gran artista, o al menos poder poseer un pincel decente y un lienzo en el cual pintar algo permanente que pueda observar. Sin embargo tanto él como yo, no regíamos con esa suerte desde el nacimiento y nuestra sangre nos condenaba a esta vida de miseria y trabajo forzado. -¿Quieres que vayamos a festejar?.- preguntó Gael acomodando las herramientas en el casillero y cerrando con candado. -Festejar, ¿qué?-pregunté -Nuestro nuevo ascenso, obvio.-contestó levantando sus hombros. -¿Porque festejaría que pasé de ser limpia muros, a limpia parques?.- -Porque avanzamos, trabajamos duro y avanzamos. No limpiaremos cualquier parque, limpiaremos los del Brigtside. -¿Y porque eso debería ser emocionante?.- insistí mientras ambos nos dirigíamos a la salida del trabajo. -No lo ves, entrar a la cuidad significa que confían en ti, que no eres un delincuente o un estafador.– -Eso lo sabía desde antes, sé la clase de individuo que eres y la clase que yo soy, no necesitó que ellos me lo recuerde, y mucho menos necesito su aprobación.-hablé. Negué con la cabeza mientras pasábamos por el cordón policial y Gael saludaba a los guardias de forma animada. -Vamos, hace años no festejamos nada y estoy muy emocionado de al fin conocer la cuidad.-insistió Gael. Continué en silenció mientras entrabamos al barrio, los gritos y ruido de algún que otro niño me disgustaban pero a esta hora 17hs los niños tenían su última tiempo libre antes de irse a dormir. Todo el barrio se acostaba antes de las 18hs, mi padre generalmente me decía que era porque así evitábamos problemas pues en la noche los delincuentes y fantasmas nos merodeaban, más tarde comprendí que solo era para evitar otra comida, dormirse luego de la merienda tenía sus beneficios entre el personas que solo podían pagar dos comidas al día y muchas veces solo una. -¿Y? .- preguntó Gael al llegar a su casa. El ruido de los gritos de su padre y el llanto de su madre podría oírse desde aquí. -Lo siento pero debía llegar a casa temprano, mi padre me esperaba para leer. Hizo un ruido con su boca y negó.-dije. -¿Para qué quieres aprender a leer?.- preguntó ofendido. -Sé leer..-comenté -Con más razón ¿Qué sentido tiene entonces?.-insistió. -Mi padre dice que es necesario, podría enseñarte si quieres.-hablé -¿Para que quisiera aprender a leer?- insistió con la pregunta solo que ahora levantaba sus cejas de manera graciosa.-¿Necesario?, ¿dime cuánto dinero te ha dado leer? Claro que no lo es.-insistió solo que ahora era con sus ojos quienes los movían de forma graciosa. -Acércate.- murmuré, él detuvo su burla observó hacia nuestro alrededor y acorto la pequeña distancia que teníamos, puse mi boca en su oreja para continuar murmurando pues debido a que las casas de aquí estaban tan pegadas unas de otras y la sobrepoblación que había cualquiera podía oír mi secreto si así lo quisiera. -No escribí “púdranse” en el muró…- comencé a decir Gael abrió su boca. -Sabía que fuiste tú, tú letra es horrible.- susurro, golpee su hombro y continúe mi confesión.