CONECTADOS

Todo en esta vida tiene un precio, si lo quiero, lo compro. Si lo deseo, lo poseo. Así de fácil, así de sencilla, era la vida para mí. A mis apenas 21 años era el rey del mundo o al menos del internet y eso es el mundo para muchos. Todo estaba a mi alcance, una bebida, unos zapatos, el teléfono de última moda, todo, a veces sin ni siquiera tener que pagarlo. Estaba en la cima del éxito, y aunque hay una vista privilegiada desde allí, la cima suele ser fría y sobre todo vacía. Supongo que aquello podría describirme a mí mismo. Lo irónico con el vacío es que no suelen notarlo, quiero decir en una fiesta no notas la soledad, en un vivo con tus seguidores en donde ves como los ceros se multiplican y todas aquellas personas con las que podrías habitar un país, están viéndote a ti, todos ellos están atentos a lo que dirás y lo que harás. En una cena con las figuras del momento no te sientes vacío o al menos no lo demuestras. No comprendes la falta de algo hasta que aquello aparece sin pedir ningún tipo de permiso y te derrumba la vida. El amor y yo no jamás fuimos grandes amigos, nunca amé nada ni a nadie, ni siquiera al dinero. Alguien que nunca fue verdaderamente amado, ni siquiera por su madre, no puede amar. Tenía mi mirada perdida en el techo, mi respiración comenzaba a hacerse pesada y cada vez luchaba más por intentar respirar con normalidad. Alguien se movió junto a mí, fue entonces cuando finalmente llevé mi mirada hacia aquel sector observando en aquella dirección a una chica desnuda en mi cama, aquella rubia se encontraba profundamente dormida. Al mirar hacia la ventana noté que comenzaba a hacerse de noche. Gire mis ojos y llevé mis manos a la mesita de luz junto a mi cama, de allí abrí un cajón y quite uno de los tantos paquetes de regalo que se encontraba en su interior. Luego lleve mi mano a su hombro. –¿Cómo se llamaba? –pregunté susurrando en voz alta, pero no pude recordarlo, aunque me lo había repetido unas diez veces en estas tres horas. –Oye, despierta –dije moviéndola del hombro, ella abrió sus ojos y me observó con una sonrisa. –Te dormiste –dije mientras sentía sus brazos sobre mi abdomen envolviéndome en un abrazo, suspiré molesto. –Lo siento, pero debes irte. Es que tengo que trabajar –explique mientras ella movía su labio inferior haciendo un puchero. –¿De verdad? –preguntó triste mientras una de sus manos comenzaba a descender lentamente. Sonreí de lado y negué. –Realmente debo hacerlo, tengo mucho que preparar, es por eso que voy a pedirte que te vista cuanto antes, en lo posible claro –comenté mientras su rostro se tornaba triste. Fue entonces cuando puse la caja frente a ella y fue su sonrisa la que volvió a crecer. –¿Es para mí? –preguntó ella abriendo su boca muy entusiasmada. ¿Para quién va a ser?, tuve que aguantarme las ganas de responderle aquello. –Claro, es para ti –contesté cediéndole el paquete y aprovechando para huir justo cuando ella llevó sus ambas manos hacia él. –Es muy bonito, gracias –dijo emocionada, mientras yo me dirigía al baño. –Que bueno que te haya gustado, fue un placer realmente eres increíble, pero como dije debo irme, es por eso que tengo entrar a ducharme cuanto antes, pero tú no te preocupes por mí, solo vístete cuanto antes y vete –termine de decir mientras la puerta del baño se abría ante mí. –¿Mi teléfono quien me lo devolverá? –preguntó, habitualmente le quitaban el móvil en la entrada, tan solo por precaución. –El guardia de seguridad de la puerta será quien te lo devuelva –contesté dándome media vuelta para volver a intentar ingresar al baño. –¿Me llamarás? –preguntó ella mientras se vestía. Suspire molesto. –Claro que sí –contesté mirándola con una sonrisa. –Hasta luego –terminé de decir, para luego terminé de cerrar la puerta e ingresar a la gran ducha que poseía. Acomodé mi camisa celeste, traía un saco y pantalón pinzado, en este caso de color blanco. Mi estilista me vistió un tanto formal, pero relajado. Esta sería una de las ceremonias más importantes de la farándula, donde las mejores películas y reality eran premiadas, y aunque yo no estaba nominado a ninguna de las ternas, los productores me pagaban por asistir, ya que mi sola presencia atraería fanáticos a éstos premios antiguos y pasados de moda. Me observé en el espejo frente a mí. Habían puesto aquel objeto en el asiento trasero del vehículo solo para que pudiera verme, por el hecho de que para alguien como yo era muy importante lucir perfecto todo el tiempo. Mis ojos celestes se veían apagados, pero eso últimamente era tan habitual en mí que poco importaba. Pase una mano por mi cabello y elevé una pequeña cresta perfectamente contenida hacia atrás, con tan solo un rizo cayendo por mi frente. Mi cabello era de color rubio ceniza, aquello era muy usado en estos tiempos, por supuesto, yo fui quien lo puso de moda luego de haber llegado a un importante contrato con la compañía de comesticos que lo fabricaba. Bajé del auto, elevé mi pronunciado mentón y caminé con seguridad hacia la entrada del hall. –Sonríe a cámara, Jayden –dijo alguien justo cuando un flash impactaba en mis ojos. Tensé mi mandíbula, odiaba cuando eso sucedía, ya que si tan solo me hubiera alertado un poco antes, podría haber posado, y elegido que perfil queria que tomaran, tendría opción de sonreír, sé que suena como una tontería, pero me gusta sentir que realmente tengo opciones y no que soy un puto animal atrapado en una jaula en este zoológico llamado farándula. –Buenas noches –dije acercándome hacia la prensa, acomodé mi traje blanco y elevé mis hombros, todo sin dejar de sonreír. –Buenas noches, Jayden. ¿Cómo estás? –preguntó una de las periodistas siendo amable, no era habitual en ellos, así que la elegí para responder apenas unas preguntas y no quedar mal ante la prensa. Además de que ella trabajaba para una de las más grandes compañías, claro. –¿Cómo me veo? –pregunté dando una pequeña vuelta para mostrar mi outfit mientras continuaba sonriendo. –Increíble, absolutamente perfecto –contestaron algunos de ellos. –Así también me siento –respondí acomodando el botón de mi traje y sacando alguna que otra risa de quienes estaban a mi alrededor. La periodista dijo algo, pero no pude oírla. –Sonríe, Jayden – dijo un camarógrafo enfocándome. Todos decían aquella famosa frase que me llevó al estrellato. –No sé si sabías, pero hoy hace 15 años se estrenó tu primer video en las redes, llamado “Sonríe, Jayden” –comentó poniéndome el micrófono en frente, sonreía tanto como pude mientras levantaba una de mis manos para saludar a las fans que gritaban mi nombre. –Es increíble que ya hayan pasado 15 largos años, realmente no tenía idea. Gracias –dije cortésmente, hablar con las cámaras siempre fue fácil para mí, por años he ido a especialistas que me enseñaron que decir, que hacer y cómo actuar en cada momento. Y para ser sincero, lo he hecho a la perfección todos estos años, mi carrera era intachable, era un ejemplo para la juventud, un modelo a seguir para todos y alguien digno de admirar, mis seguidores crecían cada día más. Todo estaba bien. –¿Qué te hace sentir aquello? –preguntó ella sorprendiéndome, generalmente nada lo hacía, habitualmente sabía que decir, y tenía casi de manual la respuesta a cada pregunta, pero hoy finalmente algo cambió. –¿Disculpa? –pregunté desentendido. –Que te hace sentir que hace 15 años, apenas si eras un niño de cinco años y ya estabas expuesto a los ojos de todos nosotros. ¿Qué sientes con eso? –preguntó, ahora mismo la amable periodista se había transformado en una versión nada amable de ella. Permanecí en silencio justo cuando otro flash impactaba de lleno en mi rostro logrando que cerrara los ojos, desearía poder recordar cuánto tiempo tan solo la observé, buscando en mi interior una verdadera respuesta a eso, ya que mi cerebro se negaba a contestar la típica frases que solía repetir una y otra vez. –Yo –comencé a decir y tragué con dificultad. Sentí que de mi frente el sudor comenzaba a expandirse, es por eso que llevé rápidamente mi mano hacia ella. Y humecté mis labios para intentar nuevamente responder. Sentí que mi alrededor comenzaba a moverse, esto no era habitual, esto no me sucedió jamás y aquello me asustó de tal manera que mis piernas comenzaron a temblar, intente sonreír para aliviar sus rostros, pero el mío no era el que normalmente ponía, tomé aire, porque sentía que mi respiración comenzaba a abandonarme y podía oír la manera en la que mi corazón latía rápidamente sin descanso alguno. –Muy bien –contesté volviendo en sí –Si me disculpan tengo que saludar a Cam Zairen y felicitarla por su película –contesté comenzando a caminar hacia atrás, sentí la mirada de la periodista sobre mí, ella parecía juzgarme. –¿Es tu favorita de la noche? –preguntó otro periodista, prácticamente tirándome su micrófono sobre mi rostro. –Sin duda –contesté mientras comenzaba a alejarme de ellos, quería correr hacia la puerta y huir, tan solo huir. –Fans a tu izquierda –susurro Kevin junto a mí. Kevin es mi asistente. –No quiero –respondí rápidamente. –Mira toda la prensa, no fue una pregunta, Jayden –contestó aquel joven sonriendo y hablando entre dientes, me detuve y lo observé. Aún sentía que mi corazón latía con tanta fuerza que apenas podía respirar, ¿Quién se creía para poder hablarme de esta manera?. “Jayden, contrólate” Observé hacia mi izquierda, donde detrás algunas de las vallas aguardaban una multitud de fans esperando por mí, tres de ellas lograron liberarse y corrieron hacia mí. Fue entonces cuando rápidamente los guardias de seguridad se apresuraron para rodearme, alejándome de ellas, pero lo evite. –Está bien, déjalas acercarse – levante mi mano guiándolas hacia mí, sé que los guardias de seguro me odiaban en este momento, ya que ellos siempre quedaban como los malos y nosotros los salvadores, pero eso era parte del juego de roles que habitualmente tenía está profesión. –Jayden, te amo –dijo una chica tomando mi mano, permití que la sostuviera por varios segundos asegurándome de que aquello saliera en la fotografía de algún periodista. Y luego me tomé fotos con cada una de las que estaban allí, comencé a firmar sus camisetas y póster. –Gracias –gritaban eufóricas, yo tan solo deseaba terminar de firmar e irme. Y cuando lo hice, finalmente respire. Sonreí una última vez para las cámaras e ingresé al edificio. El hall del edificio estaba repleto, de celebridades, asistentes, productores, todos corrían apresurados en diferentes direcciones, sé que estaba acostumbrado a estos escenarios, sin embargo, algo se sentía diferente. Pase una de mis manos en mi mentón y luego suspiré. –Shannon fue invitada, deberías sacarte una foto con ella para incrementar los rumores de su romance –comentó Kevin trayéndome de nuevo a la realidad. –Aún no arreglamos con su manager ningún tipo de acuerdo, no me sacaré una foto gratis –contesté poniendo mi mano en mi boca para así poder hablar con más cautela sin que nadie pudiera leer mis labios. –Estuvieron toda la semana en tendencia por aquel encuentro en los Teen Wing y ahora debe estar pasando exactamente lo mismo, pienso que sería bueno continuar incrementando aquel rumor hasta llegar un acuerdo –aseguró –No te pago para que pienses, lo hago para que hagas mis asuntos mucho más fáciles, así que ve y siéntate junto al manager, si quieren una foto conmigo tengo que beneficiarme de igual manera, ya que es evidente que con esta farsa solo ella sale ganando, no tiene ni la mitad de los seguidores que yo tengo –contesté mientras sonreía hacía un desconocido. –Pero sus seguidores los ganó todos esté año, cuando saltó a la fama repentinamente, y sigue sumando a gran escala, tiene a los pre adolescentes en su bolsillo, estos meses no avanzamos en seguidores, nos mantenemos así, pero necesitamos incrementar nuestros números –explico. –Soy el joven con más seguidores de IJ, ¿Realmente crees que la necesito? –pregunté elevando una de mis cejas y aguantándome la sonrisa, realmente todo esto me parecía patético. –Tu madre estuvo arreglando con los padres de Shannon, su noviazgo es casi un hecho –contestó. Apreté mi mandíbula y desvié mi mirada hacia la puerta del salón donde se llevaría a cabo el evento. –¿Ellos ya llegaron a la ciudad? –pregunté observando a Shannon, la cual ingresaba al evento, no sin antes darme una mirada cómplice. Aquella joven es bonita, cabello rubio, ojos verdes y sonrisa amable, sin embargó, odiaba cuando teníamos que mantener una charla, realmente no teníamos buena química, ella parecía detestarme y yo no podría detestarla, porque ni siquiera le había prestado la atención suficiente como para ser merecedora de tal conclusión. –Si –contestó rápidamente perdido en su teléfono. –¿Vendrán? –pregunté apretando mi puño, noté mis manos sudadas. –No, en la mañana hay un evento benéfico para la fundación, y será una conmemoración del aniversario del canal. Y obviamente tienes que ir, la fundación se llama “Sonríe, Jayden”–aseguró. –Lo sé –respondí. –Como sea, iré a sacarme una foto con Shannon, asegúrate de capturar mi mejor perfil –comenté mientras volvía a acomodar nuevamente mis prendas. Tomé aire antes de entrar a la sala, y sonreí tanto como pude, no hay nada más engañoso que una sonrisa.