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Protegiendo a McGee

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Blurb

Perfil de agente:

Nombre: Jemma Powell

Edad: 17 años

Puesto: Encargada de recuperaciones

Calidad: U.M.A (una de las mejores agentes)

Agencia: A.S.P.E (Agencia Secreta de Personal Entrenado)

Soy Jemma, ese es mi perfil, y sí, soy una agente secreto que, además de eso, tiene que llevar a cabo una vida normal. Pero hay un problema. Y este maldito problema tiene nombre, Kaidan McGee. El idiota más hipócrita y patético. Lamentablemente no puedo ignorarlo. ¿Por qué? Porque debo protegerlo.

¡Mierda!

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Capitulo 1: Es mi vida
Estaba tratando de que este tipo gigante no me baleara con la maldita P90... Agradezco al idiota que estacionó este blindado aquí. Di un gemido (actuado) de dolor y me escabullí por la parte de atrás del auto. El gigante mono se acercó ver si me mató o no, así que rodeé el auto y quedé justo detrás de él. Saqué el seguro de mi glock, alertando al tipo. Inmediatamente después de escuchar el seguro de mi arma soltándose, bajó la ametralladora al suelo y, luego de dejarla, subió las manos... Me acerqué y le apunté al cráneo. -¿Dónde? -le pregunté al calvo hombre- -¿En serio piensas que voy a decírtelo? -dio una risita irónica- -No lo sé, el gatillo de mi glock esta muy flojo, ¿sabes? y yo tengo poca paciencia... -moví el pie impacientemente- Así que, o te apuras o te disparo... -toqué su cabeza con el frío metal del arma- -Atrás... -respondió resignado- En un galpón con la puerta azul... -Gracias. -le disparé y me guardé el arma en la funda- Fue más fácil de lo que creí... Caminé al fondo del lugar y me aseguré que no hubiera nadie al rededor que pudiera llegar a interrumpirme. Me faltaban dos metros para llegar y mi comunicador sonó. -Aquí la Agente Powell. -respondí- -Jemma, ¿Ya lo conseguiste? -escuché la voz del otro lado del dispositivo- -Bennet, no jodas, hace veinte que minutos llegué. Tampoco soy tan rápida. Aunque ya casi llego... Dile al señor Feller que tendrá a su hija sana y salva para la hora de la cena. -escuché un ruido y me puse alerta- Me distraes John, escuché algo. Adiós. -corté la comunicación- Me acerqué un poco más y comprobé que un ave fue la causante del ruido. Me relajé, volví a caminar hacia el galpón y toque la perilla de la puerta. Abrí y no fue nada bonito lo que vi. Tres monstruosos hombres tatuados y en traje, apuntándome con armas. Iba a demorar un poquito más de lo que creí. Al parecer el empresario va a tener que pagarme más por este esfuerzo extra, no creí que fuera tan importante mantener a su hija cautiva como para poner cuatro guardias, cinco con el de la entrada. -Hola, ¿Alguien pidió pizza? -bromeé al tiempo que me tiraba a la vegetación para esconderme- Los simios salieron del galpón y comenzaron a buscarme. ¡Genial! Tendría que usar el silenciador para no alertar a otros. Uno de los hombres se acercó a mi zona y yo lo atraje a mi con los brazos, le pegué en el estomago con la rodilla, me deshice de su arma y le pegué un puñetazo en la cara, seguido a eso trató de gritar, pero le pateé en donde menos le gusta. Saqué el arma de la funda y el silenciador del bolsillo, rápidamente lo puse y disparé. Bien. Solo quedaban dos... Me acerqué sigilosamente a la izquierda del lugar de donde estaba la niña, en donde otro ogro estaba buscándome. -Hola. -saludé. Se dio la vuelta y le disparé sin que pudiera hacer nada- Con el arma en alto, di pasos controlados hacia la derecha, junto a unos baúles que seguramente contenían armas. Como si no tuviera una mala noche, pisé una rama seca y la partí, haciendo ruido. Alerté al tipo y me disparó, por suerte no me tocó, pero estuvo cerca. Me tiré de nuevo a los arbustos... No sé si son idiotas o para eso los entrenan, porque vino directo a mí. Yo, agachada, esperé pacientemente su llegada, no quería tener que probar puntería, eso lo dejaría para avergonzar a Bennet en el campo de entrenamiento. Una vez cerca le disparé, dos en el pecho y una en la cabeza, como me entrenaron. Caminé hasta el galpón, guardé la pistola y volví a abrir el portón de metal.. Adentro había una muy asustada niña con los cabellos rojos y ojos marrón, abrazada a sus rodillas. Me acerqué y se asustó más... -Tranquila, nena, no va a pasarte nada, confía en mi. -me agaché cerca de ella y le estiré la mano- Me llamo Jemma, tu p**i me mando a buscarte, ¿Vienes? -Cory. -se presentó y me dio la mano. La guié por el oscuro lugar y salí de ahí. Busqué con la vista mi Corvette n***o y la senté en el asiento de atrás. Se abrochó el cinturón y me miró-Tengo sed.. -Claro preciosa, tengo un jugo adelante, ya te lo doy... -rodeé mi auto y me subí en el asiento del conductor. Agarré el jugo y unas galletas, que siempre tengo para cuando hay que hacer vigilancia muchas horas, y se los pasé a la niña- -Gracias... -dijo- Conduje hasta la agencia. La A.S.P.E, Agencia Secreta de Personal Entrenado. Yo soy la más joven, tengo diecisiete años, voy a la secundaria South aquí en California, trato de pasar desapercibida, tengo que tener una vida normal para no levantar sospechas de mi trabajo, hay muchas mafias buscando a la chiquilla que siempre les caga los planes. Llegué al edificio y estacioné el auto en el piso subterráneo del lugar. Al bajar del auto, noté que ya me esperaban allí... -Bien hecho, Powell. -me saludó John- -Lo sé, Bennet, ¿Qué esperabas de mi? -contesté- -Humildad no, por lo que veo... Mas respeto conmigo que soy tu superior, pequeña.. -La alumna supera al maestro... -comenté- Sí, eres mi superior, Bennet, pero no me digas pequeña que sólo me llevas dos años. -Pequeña. -Anciano. -le saqué la lengua- Hasta eso el señor Feller ya abrazo a su hija y la beso por toda la cara. Me recuerda a mi padre, siempre me deja el rostro lleno de baba antes de cada misión. Es un paranoico, cree que no me puedo cuidar sola. ¿Quién es mi padre? El director de la A.S.P.E, lamentablemente, así que tuve que esforzarme DEMASIADO para llegar a donde estoy, me la puso difícil... -Muchísimas gracias, señorita Powell, en serio... -me estrechó efusivamente la mano- -Es mi trabajo, señor Feller, cuide mucho a Cory... -miré a la niña- Al parecer asesiné a todos los los que estaban allí. No creo que vuelvan a acosarlos. Aunque, si eso pasa, la agencia sigue aquí. -Gracias... El dinero ya esta en su cuenta, Agente. - se despidió de todos y se retiró- -Los mejores treinta mil dólares, esa niña es muy dulce... -le dije a Bennet a mi lado- -Jemma. -conozco esa voz- -Papá... -me doy vuelta- Sé que vas a decir que me arriesgué mucho y bla bla bla, pero ¡AQUÍ ESTOY! -De hecho iba a felicitarte pero, si no quieres... -se dio vuelta para irse pero yo ya lo había abrazado- Estoy orgulloso.. -Gracias, viejo... -Este viejo a tu edad era el mejor agente nena, más respeto. -nos reímos- Oye, debes ir a casa, tienes colegio mañana. -Rayos... -suspiré- Okey, Adiós.. -besé su mejilla- Odio el colegio.. -No vas a faltar, es el primer día, y no lo odiarías tanto si te hicieras respetar y reconocer. Tu viejo antes era popular entre las nenas. Deberías llevar el Corvette y no ir en bicicleta Jemma... Ganarías respeto... -Qué pensamiento tonto que tienes, Richard... No voy a ser popular, debo pasar desapercibida. Además, si quiero respeto, voy a ganármelo sin el dinero. Tengo suficiente. -Jemma, ¿Qué crees que llama mas la atención a los mafiosos que buscan una agente secreto? ¿Los que pasan desapercibidos entre la multitud? ¿O los que quieren hacerse ver? -No quiero ser llamativa para nadie, papá, lo hablamos mil veces. A lo mejor más adelante, pero no aún. Quiero seguir siendo lo que muestro ahí. No es momento de cambios todavía. -Adiós, Jem. -besó mi frente y se fue- Subí al auto y me fui a casa, lo guarde en la cochera y me dirigí al interior, una solitaria casona cuando no está mi padre. Mi madre murió cuando yo tenia siete, en una misión se le trabo el arma y no pudo defenderse. Los rusos acabaron con ella sin piedad. Sí, toda una familia de agentes. Bueno... Casi.. El único que no quiere saber nada de eso es Tyler... Mi hermano mellizo. Lo único que tenemos de parecido son los ojos, después somos como una gota de agua y una de petróleo. Él es castaño oscuro y alto como papá, caucásico y con los ojos turquesa como mamá y como yo... Yo soy un poco baja y con el cabello rubio (ni muy claro ni muy oscuro). Él aprovecha nuestros recursos al máximo, despilfarra el dinero en cualquier cosa, lleva el Saab al colegio y, como no, ES POPULAR. Trato de que nadie sepa que es mi hermano. Obvio, NOS AMAMOS, pero él sabe lo que hago con mi identidad y está de acuerdo con ignorarme, sabe que me puedo cuidar sola. Siempre tengo que ayudarlo en el colegio, es un burro al que solo le faltan las orejas. Yo tengo memoria fotográfica, una bendición y una maldición a la vez. Hay cosas que no es bonito recordar como si las vieras en ese momento. Todos creen que soy la típica nerd que traga los libros como si fuesen comida, pero no, sólo hojeo las paginas y ya tengo la mejor nota. Me visto de una manera NADA llamativa, no quiero que me encuentren atractiva ni con cuerpo lindo. Lo tengo, no es por arrogante pero, cuando pasas horas y horas entrenando como esclava y pateando traseros de mafiosos asquerosos, es lo mínimo que puedo tener. Además, heredé las curvas de mi madre, la curva que más amo es la sonrisa que tenía ella... Por lo tanto trato de ocultarme en ropa grande y fea. En unos anteojos para nada favorables y una actitud NADA bonita. Lo único que me propuse este año es divertirme con mis amigas, las conozco desde que era pequeña. Saben acerca de mi vida porque mi padre decidió que era mejor que lo supieran y que sería menos peligroso para ellas, ya que, si no lo saben, no podrían anticiparse a nada. Les enseñé algunas tácticas de pelea y las obligue a inscribirse en boxeo para que sepan defenderse y, al momento de tener que hacerlo, no tenga que exponerme yo y patear traseros para protegerlas... Dormí ocho horas y el despertador sonó, eran las siete de la mañana, no quería ir al colegio... -¡Jemma! ¡Arriba! -gritó Tyler desde atrás de la puerta de mi habitación- -¡Déjame, papá no se enterará que falté! -Sí lo haré. -escuché la voz de mi padre afuera. Mierda, se suponía que estaba en el trabajo- Arriba, Jemma. -Okey, ya voy.. -resoplé resignada- Me duché, vestí con lo más feo que tenía y baje a desayunar. Al termina,r me despedí de mi padre y me di con que mi bicicleta estaba aplastada por el maldito Saab de Tyler... -¡Maldita sea, Tyler! ¡Le pasaste a mi bicicleta por encima! ¡¿Cómo mierda voy a irme ahora?! -Tranquila, hermanita... -aparecio por la cochera- Ve en tu auto. -Me las pagarás, inútil. Me las voy a cobrar. -amenacé- -¡Qué miedo! -dijo mientras entraba él en su auto y yo en el mio- Un nuevo año. ¿Nos volvemos a ignorar, hermana? -se burlo a través de la ventanilla- -Mientras no sepan que tengo al idiota más grande de South como hermano, todo estará bien para mí... -le guiñé el ojo y salí disparada al instituto- Llegué y estacioné en el primer lugar que vi, ganándome la mirada atenta de muchas personas. Genial Tyler, lo conseguiste. ¿Cómo no llamar la atención si un hermoso Corvette se estaciona frente a ti? Jess y Stacy miraban el auto como si fuera lo más hermoso del mundo, no quería bajar del auto. Mierda. Bajé del auto, cosa que hizo que los ojos de los alumnos de abrieran aun más, y me dirigí hacia mis amigas.. -Dejen de mirar mi auto como si fuera un maldito unicornio, chicas. Cierren la boca.. -las abracé. Entendía su sorpresa, ellas nunca imaginarían que yo traería el auto- -¿Cómo te fue anoche? -susurró Jess- -Bien, estoy viva... Y la niña también. -Viniendo de ti no lo dudo, nena. -dijo Stacy mientras caminábamos a mi casillero- -¿Me consiguieron el horario? -Sí, Jem, tranquila... -me entregó el papel- - Gracias... -miré el horario- Mierda. - ¿Qué pasa? -preguntó Jess- -Tengo clases con el troglodita de... -no logré terminar de decir nada- -Bueno, bueno, bueno, al parecer la traga libros sigue en South... Dime, Jemma, ¿Qué siente ser fracasada? -interrumpió el muy estupido- -McGee -dije entre dientes- No lo sé, Kaidan, dime, ¿Qué se siente ser un idiota sin cerebro? -era la primera vez que le contestaba. Se sorprendió al principio pero, como no, volvio a abrir la boca- -Vas a arrepentirte de haberme dicho eso, Jemma, no me conoces.. -Oh, eso es cierto, gracias a dios... -me fui con mis amigas del lugar, dejando al cavernícola con la palabra en la boca- -¿Qué demonios quería ese estúpido? -preguntó Stacy- -No lo sé ni me importa...-respondí- - Deberías partirle la cara. -dijo Jess- - Se supone que estoy ejerciendo el papel de chica nerd indefensa, no me puedo permitir eso... Y menos darle el gusto al imbécil de McGee. Además, mi hermano es su mejor amigo. No puedo hacerle eso... -Tyler es un idiota por permitir eso... -dijo Stacy- -¿Qué te digo, Stace? Es mi vida...

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