bc

Señor Adrik, usted tiene un hijo.

book_age18+
61
FOLLOW
1K
READ
billionaire
forbidden
contract marriage
family
HE
badboy
kickass heroine
powerful
mafia
single mother
drama
sweet
bxg
kicking
city
lies
friends with benefits
assistant
like
intro-logo
Blurb

Adrik Volkov, un CEO poderoso y frío, ve su mundo tambalearse al descubrir que tiene un hijo de ocho meses bajo su responsabilidad. Cuando sufre un accidente junto a su bebé en medio de una tormenta, Valentina y su abuelo los salvan, sin imaginar que ese encuentro cambiará sus vidas para siempre.

Lo que comienza como un acto de bondad pronto se convierte en un acuerdo inesperado: Valentina deberá fingir ser su novia a cambio de protección y estabilidad, sin saber que el mayor riesgo no será su peligrosa y nueva vida, sino lo que Adrik la hará sentir.

Una historia donde el CEO más temido deberá enfrentarse a lo único que no puede controlar: su corazón.

chap-preview
Free preview
1- ¡Hay un bebé!
Capítulo 1 ¡Hay un bebé! El estruendo demasiado ruidoso hizo que Valentina se pusiera de pie de inmediato. ¿Un choque? —¡Abuelo! —llamó mientras buscaba su chaqueta—. ¡Creo que alguien tuvo un accidente! El anciano dejó su sillón con esfuerzo, mirándola con el ceño fruncido. —¿Estás segura? Pero Valentina ya estaba en la puerta, sintiendo que su corazón latía con fuerza, el clima no ayudaba, no había energía eléctrica. —Voy a revisar. —dijo ella. Su abuelo suspiró y tomó su linterna. —No vas a ir sola. —Él fue tras ella. Ambos caminaron con prisa hasta la carretera. Apenas llegaron, la luz de la linterna iluminó una camioneta negra estrellada contra un árbol. —Hay alguien dentro —dijo su abuelo con voz grave. Valentina se acercó de inmediato y tiró de la puerta del conductor, pero estaba atascada. —¡Ayúdame! El anciano empujó con fuerza hasta que la puerta cedió, pero el humo continuaba aumentando. Dentro, un hombre estaba inclinado sobre el volante, inconsciente, con sangre resbalando por su frente. Valentina apenas procesó la imagen cuando escuchó algo más. Un llanto. —¡Hay un bebé! Corrió al asiento trasero y con manos temblorosas desabrochó el cinturón de seguridad del pequeño. —Shhh, ya estoy aquí… —murmuró, levantándolo con cuidado. El bebé sollozó y se aferró a ella con desesperación, pero no tenia ni un solo rasguño a simple vista. —Él está vivo, pero necesitamos sacarlo de aquí —dijo su abuelo, revisando al hombre. Valentina asintió, sin apartar la vista del desconocido. ¿Quién es?, definitivamente un inconsciente. ¿Por qué viajaba con un bebé en medio de la tormenta? No tenía tiempo para preguntas. —Llévalo adentro, el bebé no debe mojarse con semejante diluvio. —dijo su abuelo—. Yo me encargo de él. Sin pensarlo dos veces, Valentina abrazó al niño y corrió de vuelta a la casa… Poco más de una hora antes… Adrik observó al niño con el ceño fruncido. ¿Quién imaginaría que él sería padre ahora? No estaba preparado para esto. Nunca lo había estado. Pero ahí estaba, sosteniendo en brazos a un bebé que no dejaba de llorar, con la responsabilidad más grande de su vida sobre los hombros. —Necesito que encuentres a una mujer que cuide de este niño. Debe ser alguien culta, dispuesta a dejar atrás su vida. Planeo que se quede al menos doce años con Ciro. Lucía, que lo conocía desde hacía tiempo, dejó escapar un suspiro pesado. —Lo intentaré, pero será difícil que alguien acepte algo así —dijo, mirándolo con incredulidad—. Además, si debe convivir con usted, un CEO tan importante… Adrik esbozó una sonrisa ladeada, esa que solía usar cuando sentía que tenía todo bajo control. —Lo sé, pero si va a estar a cargo de mi hijo, debe ser plenamente consciente de quién soy y a qué me dedico. De lo contrario, no funcionará. Jamás imaginó verse envuelto en una situación así, y mucho menos en este momento, justo cuando estaba a punto de consolidarse como el CEO más influyente de la última década en toda América del Sur. No podía permitirse distracciones, pero tampoco podía ignorar la presencia del niño. —Buscaré a alguien lo suficientemente desesperada como para aceptar un empleo de doce años —murmuró Lucía con ironía. Sin más, se giró y colocó con cuidado al pequeño en sus brazos. El llanto de Ciro se intensificó en cuanto Adrik lo sostuvo. Suspiró pesadamente, sintiendo cómo la desesperación comenzaba a treparle por la espalda. —Te lo agradezco —murmuró, aunque Lucía apenas lo escuchó—. Me lo llevaré por ahora y veré qué hacer. No puedo dejarlo en casa. Hay demasiados problemas en este momento… hay traidores entre mis supuestos socios, y no puedo arriesgarme a que quede indefenso. Las niñeras que contraté han resultado ser un desastre, y este niño no las quiere. Lucía lo miró con un deje de reproche. —Quizás porque eres demasiado exigente —dijo desde la puerta—. Deberías ser más accesible con la gente. Adrik negó con la cabeza, tajante. —No permitiré que cualquier mujer poco refinada o de baja categoría se acerque a mí o a mi entorno. Lucía bufó, pero decidió no discutir. Afuera, la tormenta estaba a punto de desatarse. El viento rugía contra los ventanales y la lluvia comenzaba a caer con más fuerza, golpeando la estructura con un sonido hueco. —La tormenta es fuerte, Adrik. ¿Por qué no esperas un poco? Además, ya es tarde… El llanto de Ciro se volvió más insistente, pero Adrik apenas reaccionó. Su mente estaba en otra parte, en todos los problemas que lo rodeaban… y en la mujer desconocida que, tarde o temprano, llegaría a su vida para cuidar de su hijo. —No, ya debemos irnos. En unas dos horas saldremos de este lugar. Solo a ti se te ocurre venir tan lejos del centro de la ciudad —refutó con impaciencia, acomodando al niño en su asiento. Lucía chasqueó la lengua, resignada. —Bien, te ayudaré a acomodar a Ciro. El pequeño de ocho meses seguía inquieto. El reloj marcaba las nueve de la noche, y Adrik aún tenía un largo camino hasta la frontera para llegar a Brasil. Subió a la camioneta y aceleró, sintiendo la presión en su pecho aumentar con cada kilómetro recorrido. La tormenta estalló con furia poco después. El camino de tierra se convirtió en lodo, y la visibilidad era casi nula. Maldijo, de repente, el vehículo se sacudió violentamente. Un bache. Intentó girar el volante, pero la camioneta no respondió. Sintió cómo las llantas perdían tracción, y un segundo después, el mundo pareció girar a su alrededor. —Ciro... ¡Ciro! —Fue lo último que dijo antes de quedar inmóvil. El impacto fue brutal. El golpe seco de metal contra madera resonó en la noche mientras la camioneta se estrellaba contra un árbol…

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Quiero huir del diablo

read
82.3K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
99.0K
bc

Profesor Roberts

read
1.6M
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
78.0K
bc

Enamorada de mi CEO

read
13.3K
bc

Salvada por el CEO

read
9.3K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
208.2K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook