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El Comienzo de Tom Riddle

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Blurb

Él no siempre fue del todo oscuro, ¿por qué no descubrir su historia y sus motivaciones a través de sus propios ojos?

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Capítulo 1: El compartimiento de la discordia.
Narra Adeline York: Era mi último año en Hogwarts, no veía la hora de llegar al anden 9 y ¾. -¡Corre, mamá! -le grité a mi madre que estaba como a veinte metros detrás de mí. ¿Es que no entiende mi apuro?- -Tranquila, cariño. -dijo alcanzándome. Yo no dejé de caminar y pasé por el andén. Como todos los años, había un increíble movimiento de gente que se despedía, lloraba y abordaba al tren. Amigos que se reencontraban y niños de primero que no querían soltar a sus padres- ¡Santo cielo! -dijo mi madre apareciendo por detrás- Siempre detestaré pasar por esa cosa. -se agarró el estómago- Me revuelve todo. -hizo una mueca- -Casi llegamos tarde. -protesté y busqué a Daisy y Melissa con la mirada. Son las mejores amigas de todo Hogwarts- -Lo siento. Me retrasé llevando al gato al veterinario. -miré la jaula en donde tenía al pobre Clifford- -No digas palabras raras para los magos, mamá. -dije con discreción. Olvidé decir que soy hija de muggles- -Me importan tres pepinos si no me entienden. -hizo un gesto con la mano restando importancia- -¿Quién es mi Hufflepuff favorita? -escuché detrás de mí. Me di vuelta y las tres comenzamos a chillar- -¡Chicas! -las abracé- ¡Mis Gryffindor! -las apretujé un poco más y las solté- ¡Las extrañé mucho! -Nosotras también. -dijo Daisy. Era una pelirroja alta y delgada, sus ojos miel eran preciosos. Lo contrario a Melissa, que era castaña y baja. Pero sus gigantes ojos oscuros no eran menos bellos que los de Daisy- ¿Qué hiciste en las vacaciones? -comenzaron a caminar. Yo agarré mi carro con mis maletas y la jaula de mi gato y las seguí. Vi a mi madre caminando mientras observaba con extrañeza a un par de prefectos de Slytherin regañar a los pequeños novatos- -Con mi madre nos fuimos a una hermosa ciudad muggle llamada Venecia. -sonreí- -¿"Ciudad muggle"? -preguntó mi madre- ¿Con "muggle" te refieres al planeta tierra? -Mamá, estamos en el mismo planeta. -le dije- ¿Ustedes qué hicieron? -les pregunté a mis amigas- -Yo fui con mi familia a ver cómo estaba el dragón mascota de mi hermano. -bufó Daisy- Él estaba histérico. No dejaba de hablar de su gran Jacobo. -rodó los ojos- Mi padre quiere comprar uno, pero me negué rotundamente. -Un pariente de mi padre murió y le dejó mucho oro en Gringotts. -suspiró Melissa- Esos duendes son los más aburridos del mundo. Juro que iba a dormirme de pie. -nos reímos las tres y escuchamos el aviso para abordar. Ellas fueron a saludar a sus padres y yo me di vuelta para saludar a mi madre- -Adiós, mami. -la abracé. Mientras la abrazaba, vi al extraño Tom Riddle, de Slytherin, acariciar su tenebrosa serpiente (que estaba enredada en su brazo) mientras subía al tren. Nunca vi que le hablara a nadie más que a un par de compañeros- Te extrañaré. -Adiós, pequeña. -besó mi frente- Nos vemos. -Envíame cartas. -¿Tengo que usar la lechuza? -preguntó un poco desamimada- -Sí, mamá. -dije con una sonrisa- -Buena suerte, Adeline. -sonrió- Serás la mejor Ravenclaw de todo Stuarts. -Mamá. -le dije con seriedad- Soy Hufflepuff. Y el colegio se llama Hogwarts. -ella se sonrojó por su equivocación y rió- -Como sea, te extrañaré. -me dio otro corto abrazo y luego saqué a Clifford de su jaula. Entré al tren y me puse a buscar a las chicas. No demoré demasiado, ya que estaban a unos tres compartimientos de la puerta- -¡Clifford! -chillaron las dos y saltaron de sus asientos para alzar a mi n***o gato. Noté que Riddle estaba en el mismo compartimiento que nosotras, cosa que se me hizo extraña- -Tuvo una acalorada discusión con un prefecto de su casa y, como castigo, lo enviaron aquí. -me susurró Daisy- Es tan misterioso y guapo que me emociona. -sonrió de oreja a oreja y fue (junto con Malissa) a sentarse en el asiento de en frente de él. Yo entré al compartimiento y cerré la puerta- -Hola... -le dije a Tom, quien leía un libro de tapa negra- -Hola. -dijo con sequedad. Me di cuenta de que no quería hablar, así que me concentré en mis amigas- -¿Está más gordo? -preguntó Melissa- ¿Qué le has hecho, rubia malvada? -me dijo- -¿Qué? -me encogí de hombros- Le di de comer. -vi la oscura serpiente de Riddle moverse en mi pie y me asusté, ya que al principio no la reconocí. Ahogué un grito y subí el pie- -Nagini... -murmuró Tom y susurró algo inentendible. La serpiente fue subiendo por su brazo hasta llegar a su hombro. Decidí no seguir mirando, ya que era algo incómodo. Él siempre ha sido educado y reservado. Siempre fue el preferido de la mayoría de los profesores. El mejor en todas las materias. Sin embargo, es difícil verlo sociabilizar- Siento si mi serpiente te asustó. -me dijo cortésmente- Olvidé que la había soltado. -sonreí y asentí. El codo de Daisy se clavó en mis costillas en el momento en el que Tom regresó su mirada al libro- -Está buenísimo. -chilló/susurró mi querida amiga pelirroja- -¿Podrías tener discreción? -le murmuré- Oye, Mel. Si sigues dándole galletas, no será mi culpa su sobrepeso. -me reí mientras observaba a Clifford devorar las galletas que Melissa le ofrecía- -Lo siento. Es que se ve adorable cuando come. -le acarició detrás de la oreja- -Por tu culpa y de tus galletas, estuvo enfermo todo un mes. -le arrebaté a mi gato y le acaricié la cabeza- -¿Enfermo? -dijo preocupada- ¡Lo siento! -exclamó- No sabía que le harían mal. -hizo pucheritos- -¿Podrían ser menos escandalosas? Trato de leer. -dijo Tom con un poco de molestia en sus facciones. Vi a Daisy y a Melissa encogerse un poco. Y es que, realmente, Tom da miedo- -Siento que no te guste el ruido, pero así son mis amigas y así seguirán. -lo enfrenté. Las chicas jadearon y vi que su mascota me miraba fijamente, al igual que él- Si no te gusta, puedes irte. -señalé la puerta. Hubo un destello de sorpresa en sus ojos, que pronto fue sustituido por otro de enojo- -Siento informarte que no puedo. -dijo con algo de sarcasmo en su tono. Su grave voz era fría y escalofriante. Pero no me dejé intimidar ni un poco (bueno, tal vez una pizquita)- Así que, por la armonía del compartimiento, cierren la boca. -noté que su mano estaba cerca de su bolsillo. Seguramente iba a lanzarme un Cruciatus si seguía haciéndole frente- -Está bien, Addy. -me tranquilizó Daisy- Busquemos otro compartimiento. -se levantó junto con Melissa, quién intentó agarrar a Clifford- -No pienso moverme de aquí. -dije con frialdad poco común en mí- Si quieren, vayan ustedes. Nos vemos en el final del viaje. -No queremos dejarte sola... -dijo Melissa- -Pero él da miedo. -me susurró Daisy señalando a Tom con la cabeza- Nos vemos en unas horas. -sonrió y salió del compartimiento. Vi a Melissa vacilar- -Llévate al gato. -ella saltó feliz y cargó a Clifford- No le des galletas. -advertí antes de que cerrara la puerta- Las vi alejarse y luego miré a Riddle. Él estaba mirándome. Yo le sostuve la mirada por un rato. Era una ridícula guerra de "¿Quién desvía la mirada primero?". Muchas veces gané contra mis compañeros porque, según ellos, mi mirada esmeralda es penetrante. Como supuse, Riddle desvió la vista y siguió con su lectura. Su serpiente seguía mirándome. Me incomodé y me recosté boca abajo en el asiento. Qué aburrimiento... Miré para todos lados en busca de algo que hacer, pero no había nada. Sólo la serpiente y el amargado chico que lee libros. Estiré la mano y se lo arrebaté. ¿Creíste que te salvarías de ser molestado? No me conoces, querido. -¿Qué haces? -dijo molesto- Devuélveme eso. -me puse a hojear el libro- -¿Pociones? -pregunté cuando supe de qué se trataba el libro- ¿Acaso te divierte leer esto? -él intentó quitarme el libro, pero moví mi brazo. Me senté correctamente para poder tener mejor movilidad- ¿No tienes algo más divertido para leer? -¿Y ser igual de inepto que tú? -preguntó y siguió intentando sacarme su libro- -Esto veremos el casi a fin de año. ¿Por qué lo lees ahora? -seguí zarandeando el libro en el aire, riéndome porque no podía quitármelo. En un extraño movimiento, tenía una varita apuntándome a la cara. Me quedé quieta- ¿Qué crees que haces, infeliz? -me quejé y aparté la varita con la mano- ¿Acaso no sabes divertirte? -¿Acaso no sabes hacer otra cosa que molestar? -volvió a apuntarme- -Anda, hazlo. -me crucé de brazos- Vamos, quiero ver que me lances un Crucio. -desafié- -Sabes que son ilegales las maldiciones imperdonables. -murmuró- -¿Entonces, qué crees que haces apuntándome con eso? -señalé su varita- -Existe el Calvario. -sonrió con arrogancia. Yo fruncí el ceño- Devuélveme eso. -señaló el libro. Yo se lo arrojé y volví a recostarme- -Eres un amargado. -cerré los ojos para dormir un poco. Anoche no había logrado pegar el ojo por las ansias- *** El sonido de un siseo, un susurro, un ruido que calaba lo más profundo de mis huesos. Susurros y frialdad dentro de mi cabeza. Era insoportable... Abrí los ojos, un poco exaltada, y vi que Riddle me miraba. Llevé mis ojos hacia la ventana y ya era de noche. -Ya casi llegamos. -informó y volvió a meterse en su libro. Esta vez era uno diferente- -¿Qué pasó con el otro libro? -le pregunté mientras me sentaba. Bostecé y estiré mis brazos- -Terminé de leerlo. -dijo con simpleza. Yo lo miré extrañada- ¿Qué? -¿Dónde está tu serpiente? -un grito femenino en los pasillos del tren interrumpió lo que sea que estaba por decir- -Nagini. -se levantó y salió corriendo hacia afuera. Yo miré por la ventana de nuevo. No sólo estaba oscuro, sino también lluvioso. Suspiré y apoyé la espalda en el asiento. Vi movimiento a mi lado, así que me giré. Me sobresalté al ver a Nagini a mi lado. Me miraba fijamente mientras se enroscaba sobre sí misma. Era como si estuviese tomando impulso. Me hice para atrás lo máximo posible- -Tom... -intenté llamarlo sin gritar para no enfadar a la serpiente. Era del tamaño y el grosor de mi brazo (no era súper grande) pero no sabía si era venenosa o no- Tom. -No te muevas. -dijo su voz a mis espaldas. Estaba en la puerta. Su voz me causó más miedo que la serpiente. Lo vi acercarse lentamente mientras susurraba algo que no logré escuchar con claridad. Luego la agarró tranquilamente y se sentó en su lugar- Al parecer le caes mal. -dijo- -No es como que yo amara a las serpientes tampoco. -no pude evitar encontrarle doble sentido a esa frase. Los Slytherin son serpientes- ¿Por qué habían gritado hace un momento? -me acomodé algo de mi desordenado cabello post-siesta para cuando tuviéramos que salir del tren- -Una chica que le tiene fobia a los sapos tiene un compañero con una de mascota. -acarició la cabeza de Nagini- -Tu maldito bicho planeaba saltarme a la cara. -Eso obtienes por hacerme enojar. -contestó. Yo me sentí algo mal- -Maldito Clifford. A mi me podrían estar asesinando y él seguiría durmiendo su siesta. -sentí que el tren perdía velocidad- -¡Llegamos! -gritaron desde afuera. Me alegré y me puse de pie. Riddle hizo lo mismo. Estaba por ir a buscar a mis amigas, cuando su voz me detuvo- -Te pediré que no me hables en el colegio. No somos amigos. -dijo. Yo me encogí de hombros- -Tampoco me caes bien. -salí de allí, dejándolo solo-

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