Repítelo

Narra Gala Walker:   -Pero, papá...   -¡He dicho que no! -gritó. Yo me enojé y me encerré en mi cuarto.   Estoy completamente HARTA de esto. Quiero competir y demostrarle a mi padre que puedo ser buena si me lo propongo. Quiero ganar la competencia pero es malditamente imposible convencerlo. Desde el "accidente" que no quiere verme competir.   Antes yo era la mejor, la primera, la campeona. Ahora soy la princesita que está como idiota en una torre mientras el príncipe Wes es entrenado por el Rey para luchar contra dragones en la UFC.   Mi padre, ex campeón mundial de MMA, decidió que era mejor entrenar a mi hermano y que yo me dedicara a los estúpidos estudios. Wes ya perdió un año y tiene que repetir. Y, ¿cómo no? Va a ir a la escuela conmigo. ¡No podré hacer nada divertido con él ahí! Pero, ¡claro! el príncipe de la MMA puede salir a fiestas, emborracharse y llevar chicas a casa mientras que la estúpida Gala siempre que quiere ir de fiesta debe estar acompañada de su hermano. ¡¿Es que acaso no me entrenó para defenderme sola?! Peleo incluso mejor que mi hermano, pero NO, desde el "accidente" no puedo hacer nada.   En Denver, las cosas son aburridas y sosas. Odio a los imbéciles de la escuela, odio a mis vecinos, odio a mis profesores, odio a los niños de la otra cuadra, odio a todos. Pero GRACIAS A DIOS estamos a punto de irnos a la nueva casa que compró papá en Miami. Una hermosa casa de playa, con piscina (no le veo sentido, ya que está el océano a pocos pasos) cuartos espaciosos, sala de cine... Sí. El dinero que ganó mi padre en su tiempo fue DEMASIADO, y ahora como entrenador no se queda atrás.   Lo único malo de todo esto es que tengo que asistir a la escuela. Mi padre ya me inscribió y voy a ir mañana.   -¡Baja ya, Gala! ¡Es hora de irnos! -gritó Wes desde abajo. No mal entiendan, es mi hermano y lo amo. Sólo que me da envidia que a él lo dejen participar en la UFC y a mí no-   -¡Un segundo! -contesté-   Miré mi cuarto vacío una vez más y suspiré. Voy a extrañar un poco esta casa. Bajé y mis maletas ya estaban en el auto.   -Hora de partir. -dijo papá-   -No pienses que no dejaré de insistir. -murmuré y entré al vehículo-   Fuimos hasta el aeropuerto y llegamos justo a tiempo para el vuelo. El viaje en avión estuvo tranquilo, sin mucha turbulencia, bien atendidos, cómodos... Nada que no se pueda esperar al estar en primera clase.   Llegamos a Miami y Josh, un viejo amigo de mi padre, nos esperaba con un cartel que decía "Walker". Se encontró con papá y se abrazaron sonrientes. Lo mismo hizo con Wes y conmigo.   Nos fuimos directo a la casa nueva, que estaba previamente amueblada. Yo había venido antes con él, así que elegí la mejor habitación, con balcón y vista al mar (también tenía una escalera desde ahí arriba para poder bajar a la playa desde mi habitación)   -Gal, tengo un regalo para ti. -dijo mi padre con un tono misterioso-   -¿Y qué esperas para dármelo? -dije sonriente-   -Que Wes baje. Para él también tengo uno.   -¿Que tienes un qué? -dijo mi hermano, bajando las escaleras-   -Un regalo, sordo. -dije yo-   -Síganme. -dijo papá. Con Wes nos miramos y nos encogimos de hombros para luego seguirlo- Chan, chan, chaaaaan... -dramatizó él mientras abría la puerta de la cochera. Wes y yo quedamos con la boca abierta-   -Un Mustang Shelby Cobra modelo dos mil catorce... -murmuró Wes-   -Una Harley Iron... -dije yo-   -Espero que les guste. Y este es el último gasto que hago por ustedes que no sea la escuela. Van a comenzar de cero aquí, van a haber nuevas reglas y condiciones. Conseguirán un trabajo para gastos extras que quieran hacer. Ya les he dicho que quiero que, por más dinero que tenga yo, consigan su propia fortuna sólo por...   -El hecho de tener algo nuestro... -terminamos Wes y yo-   -Gracias, Papá. -dijo Wes, abrazándolo-   -¡Gracias! -le salté a la espalda y besé su mejilla. Siempre soy así de rara. En un momento estoy enojada y en otro lo abrazo. Familia extraña- Pero yo también tengo condiciones.   -¿Qué quieres esta vez? -me miró cansado-   -No más hermano guardaespaldas. -él iba a protestar- Y NO ACEPTO UN NO. Estoy cansada de tener a Wes en mi trasero todo el tiempo. Necesito intimidad, tranquilidad y libertad. Sé defenderme perfectamente y aún mejor que él...   -¡Oye! -renegó Wes-   -Sabes que es así, no lo niegues. -lo apunté con el dedo-   -Bien. -dijo mi padre - -¿Bien? -preguntamos mi hermano y yo al unísono-   -¿Cómo accedes tan fácil? -dijo mi hermano y yo le pegué un codazo- Auch.   -Porque Gala tiene razón. Ella puede defenderse. Y una adolescente necesita privacidad y libertad.   -Wow, gracias... -sonreí y le arrebaté las llaves de la motocicleta a mi padre- Voy a conocer el lugar. ADIÓS. -sin dejarlos ni rechistar, me subí a la moto-   Me puse el casco que había allí, color morado, que combinaba con mi cabello rosa. Sí, mi cabello es rosado. Y lo cambio constantemente de color. Siempre varía entre rosado, morado, verde o azul. Soy extraña. Mi padre casi muere cuando vio mi expansor en la oreja. Podría decirse que soy un rockera, gótica y "extraña" para algunas personas, en la escuela pensaban que yo era una brabucona sólo por golpear a los que me molestaban, pero no me interesa. A mi padre y hermano les encanta la música que escucho, ya que me gusta gracias a ellos. (mi padre en los entrenamientos siempre nos ponía rock del bueno)   Iba a una buena velocidad por las calles, la gente observaba con recelo, ya que nunca me vieron por allí. Pues, lo siento, ahora me verán todos los días, bitches. Verán a la gran Gala Walker en su nueva Harley Davidson iron 883. MÍA, MÍA, MÍA, Y SOLO MÍA.   Paré en un parque que había ahí, bajé para apoyarme en la moto y saqué mis cigarrillos del bolsillo de la chaqueta de cuero. El encendedor estaba escondido en mis botas militares, así que lo saqué y prendí el cigarro. Le di una larga aspiración y retuve un tiempo el humo. Me quité los anteojos de aviador que llevaba y solté el humo.   Con estilo, perras.   Unas chicas que pasaban por allí me observaron con desdén, las desafié con la mirada mientras ellas veían mi cabello. No las culpo, es llamativo, pero que disimulen un poco, por su bien. Luego se voltearon y comenzaron a murmurar.   -Hola, fresita. -escuché que decían a mi lado. Ni me inmuté en ver quién era-   -Lárgate. -di otra calada al cigarro mentolado-   -¿Por qué? ¿Hay algún problema? -dijo la voz, fingiendo inocencia-   -El problema aquí es que me dijiste Fresita, imbécil. No me interesa hablar contigo. -volteé a verlo, era rubio, alto y musculoso. Típico niño lindo, pero, aún así, no llamó mi atención. Estaba acompañado por un amigo. Lo que llamó mi atención de éste fue tenía el cabello verde (alguien que me entiende). Volví mi vista al señor "alto, rubio, musculoso y un estereotipo sin cerebro"- Largo.   -¿Acaso no quieres divertirte un poco, fresita?   -¡Que no me llames así, mierda! -odio con toda mi alma que me apoden por el color de mi cabello- ¿Es que me ves cara de zorra o te confundiste de esquina? -dije furiosa. Tiré mi cigarrillo al suelo y lo pisé-   -Oh, vamos. No seas amargada. -dijo el animal con una sonrisa coqueta-   -Déjala, Troy. No va a hacerte caso. -dijo el chico de cabello verde, yo le sonreí agradecida-   -Exacto. -dije yo- Ya que no se puede estar tranquila, me largo. -me recogí el cabello y me puse el casco- Adiós, imbécil. -le dije al rubio arrogante, mirándolo a través de mi casco- Lindo cabello... -le dije al chico de pelo verde. Él sonrió y se burló de su amigo diciéndole "una que no cae", riéndose. Yo me subí a la motocicleta y conduje hasta mi casa-   Espero no encontrar más idiotas de ese estilo mañana en la escuela.