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Pasé toda la semana sin ver a Elia fuera del hospital, solo nos veíamos entre los pasillos del piso 11 y en clase cuando ella estaba asignada para suplir al maestro que necesitaba faltar. Aún así, intentaba mandarme mensajes, aunque estuviera ocupada y yo intentaba entenderla, debía estar cansada y con sueño como para ser molestada por la torpe Abril. Aunque por mi parte, cada vez que la veía sentía algo más fuerte por ella, no sabía con exactitud lo que Elia causaba en mi. El viernes, tuve clase con ella y pude verla durante toda la hora como explicaba el tema. Me encantaba lo inteligente que era. - ¡Abril!- me llamó Elia al final de la clase- ¿Me regalas cinco minutos? - Te regalo toda mi vida- le dije bajito cuando me acerque a ella para que mis compañeros que aun estaban en la sal